viernes, 22 de febrero de 2013

San Valentin.

Creo que me atrase un poco para subir esto XD, un poco bastante, pero apenas e tenido tiempo para hacerlo, así que la subo ahora. Esta relato lo saque de distintas canciones y se lo dedique a una persona muy especial, a la que quiero mucho.

Nunca me lastimó decir adiós
Nunca me involucre profundamente
Nunca me di entera en el amor
Esta vez fue diferente

No puedo dormir, robas mi tranquilidad,
no puedo concentrarme, si tu estas cerca
no puedo hablar, si no oigo tu voz,
no puedo volar, si no siento que estas a mi lado.

He encontrado la forma de tenerte
Y nunca tuve la menor duda
Que quedándome bajo la luz de tu halo
Tendría un Ángel a mi lado
En cualquier dirección a la que mire
Siempre estaré rodeada por un abrazo tuyo.

Golpeame como un rayo de sol,
quemame a través de mi oscura noche.
Tu eres el Único a quien yo quiero,
Yo soy adicta a tu luz… 
 
Las canciones pertenecen a Rihanna-Cry  y Halo-Beyonce.

jueves, 7 de febrero de 2013

Cazadores de Sombras: Orígenes. Príncipe Mecánico. Reseña.



FICHA TÉCNICA

Fecha de publicación: 20/03/2012
Título: Clockwork Prince - Autora: Cassandra Clare
Serie: Los Orígenes 2/3
Nº de Páginas: 600 - ISBN: 9788408102335
Encuadernación: Tapa dura con sobrecubierta
Precio: 17,95€ - Editorial: Destino

SINOPSIS

La situación en el Instituto de Londres nunca había sido tan precaria. Con Mortmain su preciso ejército entrañando aún una amenaza, el Consejo quiere despojar a Charlotte de su poder y entregar la dirección del Enclave al ávido de poder y carente de escrúpulos Benedict Lightwood.

Con la esperanza de salvar a Charlotte y el Instituto, Will, Jem y Tessa se proponen desentrañar los secretos del pasado de Mortmain… y descubren inquietantes conexiones con los cazadores de sombras que son la clave no solo de las motivaciones del enemigo, sino también del secreto de la identidad de Tessa.

Tessa, atrapada en los afectos de Will y Jem, se encuentra con otra decisión que tomar cuando se entera de que los cazadores de sombras ayudaron a crear a un monstruo. ¿Apartará de ellos a su hermano, Nate, que lleva tiempo suplicándole que se una a él del lado de Mortmain? ¿De qué lado están sus lealtades y su amor? Solo Tessa puede decidir si salva a los cazadores de sombras de Londres o acaba con ellos para siempre.

Reseña, sin spoiler
¿Como debería empezar describiendo este libro? Simplemente, increíble,  en este libro, Cassandra se superado con creces, comparado con sus otros libros. Para que mentir , es el mejor de sus libros que e leído hasta ahora ( ojo, aun no e leído ciudad de las almas perdidas) Después de leerlo, me costo encontrar un libro que lo igualase o superase. Simplemente es perfecto, la autora a sabido perfectamente enredar los hilos de esta historia, para que con lentitud, se fueran deshaciendo.  
Los personajes han sido perfectos, sus reacciones, actos, se notan que ha sido preparadas al milímetro. 
Will: Es el típico personaje de todas los libros, burlón, pero ahí algo diferente en él, en ciertas partes del libro, lo podemos ver en su forma más vulnerable. No es el típico personaje que me guste en un libro, son los que menos me gustan, pero en este, no puedo describirlo simplemente.

Jem: este si es el tipo de personaje que me gusta, me encantan sus ojos plateados y su cabello igual, sinceramente en aspecto me recuerda a un personaje de anime. En ciertas partes del libro, es incluso más vulnerable que Will, y eso, por mal que suene me encanta, que se dejen llevar por sus impulsos, y simplemente digan lo que siente.

Tessa:  sinceramente, este personaje, es el que más sufre, emocionalmente claro. Sufre varias traiciones y muertes, por parte cercanas a su alrededor, pero ella en todo momento, intenta hacer feliz a Jem por encima de todo.


miércoles, 6 de febrero de 2013

Esmeralda. Capitulo 3.

Capitulo 3
Debilidad.
Cuando llegue a casa, simplemente, deje la mochila a un lado de la puerta de una patada, de nuevo, mi corazón palpitaba en mi pecho, como un caballo desbocado. Mi madre fue a terminar de preparar la comida, yo simplemente intente mantener el temple, para que no notara que temblaba de aquella puro terror. Aquella sombra me producía escalofríos en todo mi cuerpo. Me acosté en el sofá  más bien me lance sobre él como si fuera una piscina. Desde las ventanas, se podía observa todo el valle, el cielo estaba despejado, y los rayos del sol entraban, iluminado todo el comedor.
Cogí una de las mantas que había en el sofá y me tape con ella hasta la cabeza, temía que aquel "animal" si se podía llama de alguna forma. Sentía un miedo irracional que me recorría por dentro, era la primera vez que me ocurría algo similar. Alguna vez si que había tenido miedo, para que mentir, pero de aquella forma tan fuerte no. Era como si lo tuviera alojado en mi corazón y no quisiese salir de allí.
-Sal de ahí Anna- dijo mi madre con aquella alegre voz, que muchas veces me irritaba mucho- hora de comer.
Salí de mi escondite, sin antes asegurarme que no había ninguna sombra acechándome desde el bosque. En la mesa, mi madre había decidido hacer un poco de todo, una ensalada, pechuga de pollo y queso fresco hecho a la plancha. Como los días anteriores, mi estomago rugía, ya que ni si quiera había almorzado, y aunque hubiera desayunado mucho, hacía horas que lo había hecho. Apenas le dí un par de bocados a la ensalada y ni si quiera toque los otros platos. Aunque mi estomago rugía como un león.
-Cariño ¿Te encuentras bien?- me pregunto tocándome la frente, comprobando si tenía fiebre- estas muy apagada últimamente. Apenas has comido y al igual que ayer.
-Estoy bien- le sonreí, intentando esconder mi temor, aunque debía de estar pálida y me sentía cada vez más débil- últimamente apenas he comido, no me encuentro muy bien.
-Al menos intenta comer algo- me dijo- ¿Es por algo  que te a pasado en el instituto? Ahí otro instituto en el valle, si quieres puedes...
-No- le corte a medía frase- no puedo estar huyendo eternamente, ademas estoy segura de que conseguiré hacer amigos pronto, ahí gente muy simpática y amable.
Mi madre me sonrío orgullosa, mi respuesta pareció satisfacerla. A mi mente, me vino la imagen de Esmeralda y de Castiel en la enfermería, la metálica mirada del muchacho, sus ojos grises, y la verde mirada de muchacha. Sentí como un escalofrío me recorrió el cuerpo. Incluso sin haber estado mucho tiempo en aquellas montañas, y no conocer a ninguno de los dos apenas, había notado que había muchas tensión entre ellos, incluso para que Esmeralda, que parecía fría como un tempano, reaccionase levemente. Le dí varias vueltas durante un rato, mientras comía con desgana, para que mi madre no se preocupara por mí. Mastique un trozo de pechuga durante más de cinco minutos hasta que la trague, y así con el resto de la comida.
-Me podrías hacer un favor- dijo mi madre mientras sonreía, me daba mala espina, sus favores no salían salir bien, asentí, aunque seguro me arrepentía después- me he quedado sin tinta, necesito que bajes al pueblo a por cartuchos, tengo que imprimir  un capitulo para mañana.
-Vale- le dije sonriendo, aunque notaba como un escalofrío recorría mi espalda, no debía de preocupar a mi madre con tonterías como aquella, me estaba volviendo un poco paranoica, puede que aquellas sombras fueran cosa de mi imaginación que era muy despierta últimamente-  me gustaría ver si ahí alguna librería, los libros que traje me los he leído ya todos.
Mi madre me sonrío complaciente, mientras retiraba los platos de la comida, yo ya había conseguido terminar mi parte con mucha fuerza de voluntad, aunque gracias a eso, había conseguido apaciguar mi estomago con mucha rapidez, y volvía a sentirme bien, y con algo más de fuerza. Ayude a recoger los platos de la comida y los puse en el lavavajillas. Cuando termine mis tareas, cogí el ordenador y entre al email, aunque no había recibido ninguno. Bufe y lo apague de golpe, mire mi móvil y Pam seguía sin contestarme. En aquella casa perdida en la montaña, me sentía completamente aislada del mundo.
Antes de coger el autobús, me dí una ducha y me seque el pelo. Los ojos empezaron a molestarme, dándome la señal de que era hora de quitarme las lentillas. Aquello hizo aumentar mi temor, alguien del instituto me podría ver con mis ojos reales y no sería algo bueno, ya que lo había estado escondiendo desde el primer día. Cogí las gafas de sol para tapar mi pequeño secreto, esperaba que aquello funcionara para que no me vieran.
Me vestí de nuevo y cogí mi bolso, con mi móvil y mi cartera. Antes de salir, mi madre me dio el dinero que necesitaba para la impresora, y algo más para que me comprara un par de libro en la librería del pueblo. Salí de casa cerrando la puerta tras de mí y entonces aquel temor volvió, trague saliva y por primera vez, el bosque me pareció más aterrador que nunca. Todo era tan oscuro y estaba lleno de ruidos extraños, me llene de valentía, ya que mi madre me había pedido un favor simple, y yo se lo devía ya que por culpa mía, había dejado su vida atrás para que yo pudiera empezar una nueva.
Baje por el escarpado camino, lleno de piedras, no creía que ningún transporte normal pudiese atravesarlo, al menos no podíamos quejarnos de que los ladrones pudiesen entrar a robarnos. 
Durante los siguientes veinte minutos, descendí por el camino sin encontrarme ninguna sombra persiguiéndome, ni nada por el estilo. Posible mente hubieran sido imaginaciones mías. Tras llegar a la carretera  descendí durante diez minutos, hasta llegar a la parada del autobús, no era como las típicas paradas de las ciudades, ya que esta, estaba hecha hormigón puro y los asientos eran varas de metal muy desgastadas, y llena de graffitis. Me senté como pude  en el borde, intentando no cortarme con un trozo que sobresalía.
Apenas tuve que esperar unos minutos hasta su llegada. Subí, pague mi viaje y me senté al final del autobús  saque mi móvil y lo observe durante unos minutos, esperando que por arte de magia me contestara. Pero al contrario de lo que yo pensaba, siguió inactivo, y aquello hizo aumentar mi enfado. Lo lance al bolso enfadada, y dirigí mi vista a los bosque.
Desde el primer día me había fascinado, su gama de verdes era preciosa, iban de los colores oscuros, hasta los que parecían brillar con la luz del sol. Parecía tan antiguo como el hombre mismo. Sus plantas y arboles se extendían sin temor a ser arroyadas. Parecía un lugar de cuento y salvaje, como si el hombre jamas se hubiera puesto el pie en él. En mi sentía sensaciones tanto de miedo como de fascinación.
Ninguna sombra intento acechar desde el bosque y aquello me tranquilizo un poco. Después de medía hora de viaje, la frondosidad del bosque descendió, hasta que en la parte más baja del valle, apareció el pueblo, formado por casas de piedra y tejados de madera, eran perfectas para el clima constante frío que había por esta zona.  Baje del autobús en una parada que se encontraba a las afueras, y desde allí camine hasta llegar a mi destino.
Las calles del pueblo eran estrechas y ningún coche pasaba por allí, ya que eran demasiado pequeñas para ello. Aun siendo así, era bastante grande. Me pregunte donde debían de vivir Castiel, Nathaniel y Lys, ya que ninguno subía al autobús, debían de vivir por allí. Recorrí las calles buscando la biblioteca y una tienda de informática, o algo parecido para poder comprar los cartuchos de tinta para la impresora de mi madre.
Recorrí las calles que ya me resultaba similar a un laberinto, cuando ya pensé que jamas la encontraría, logre encontrar la tienda de informática, era la típica tienda de hace veinte años un poco desfasada. Aunque parecía un poco anticuada, era bastante moderna y encontré justo lo que necesitaba.
Cuando salí, apenas dí un par de vueltas y comparada con la tienda de informática, la encontré en unos minutos. Era bastante pequeña y los libros parecían estar apiñados, olía a libros a todos lados. Había leído la mayoría, pero encontré algunos bastante interesantes que no había leído y no parecían encontrarse en ninguna biblioteca normal, y ademas no costaban mucho. Los pague y salí de la tienda.
Aun me quedaba algo de tiempo antes de que el autobús volviera a pasar, decidí darme una vuelta para ver como era, ya que solo había estado el primer día de pasada y para el instituto, y eso apenas había sido dos días, y no había salido de allí. Era un lugar bonito, las casas de piedra eran de tonos marrones y el tejado de tonos negros y rojizos, era mucho más bonito que la ciudad. Sin darme cuenta, las nubes habían escondido al sol, oscureciendo el día. Las primeras gotas de lluvia comenzaron a caer. La lluvia se convirtió en una tormenta a los pocos minutos y la lluvia comenzó a caer con mayor velocidad y cantidad.
Corrí  por las calles, pero no encontré ningún lugar donde refugiarme, todas las casas eran lisas, sin ningún techado donde cubrirse para no acabar mojada. Entonces lo vi, me pare en seco. A varios metros de mí, estaba Castiel, se mantenía quieto, en medio de la calle con la mirada perdida y parecía vulnerable, se me encogió el corazón con solo verlo. No parecía importarle mucho que la lluvia lo estuviese mojando.
Su cabello rojo  se pegaba  a su cara, al igual que sus ropas. Su mirada estaba perdida en el cielo, y apenas parecía querer moverse a pesar de estar empapado. Las gotas de lluvia también mojaban las mías, pero no podía moverme, era como si me hubiera quedado clavada al suelo y no pudiera moverme.
Castiel se dio la vuelta, entonces me vio  Sus ojos se abrieron como platos al verme, un escalofrío recorrió mi cuerpo y por primera vez, sentí que solo existíamos el y yo. No supe porque, pero, eche a correr, no podía quedarme más allí. aunque me pareció una razón estúpida, tenía que hacerlo, algo dentro de mí me decía que corriese, que no debía acercarme a él.
-¡Espera!- me grito Castiel, mientras echaba a correr tras de mí.
Pero yo no pude parar, tenía que huir de allí, no sabía hacía donde, pero tenía que hacerlo. Exactamente no sabía de huía, era como algo dentro de mí que me gritaba que tenía que salir de allí lo antes posible o las cosas se podían poner muy feas. Corrí atravesando el pueblo, mientras la lluvia cada vez con mayor fuerza, se estaba convirtiendo en una tormenta. Salí del pueblo y me dirigí a la carretera, y lo primero que vi  fue el bosque, no me lo pensé dos veces y me adentre en el.
Las ramas de los arboles me dieron en la cara, note como producían arañazos en mi rostro, pero apenas me di cuenta de ello, mi único objetivo era escapar de allí, lo más rápido posible. Me hundí en el barro hasta los tobillos, pero avance con dificultad, a los pocos segundos conseguí llegar a un suelo que no parecía mojado, las ramas de los arboles había bloqueado la mayoría de la lluvia, parecía una cúpula que aislaba aquel lugar, pero mi paz apenas duro unos instantes. Castiel apareció segundo después echo una furia. Su cabello rojo estaba completamente húmedo y se pegaba a su rostro enfurecido. Sus mirada vulnerable había desaparecido de sus ojos, parecía ser el mismo chico de siempre, irónico y burlón.
-¿¡Se puede saber de que vas?!- me grito como si fuera un animal- ¡Te llamo y me ignoras, eres idiota o te lo haces!
No me dio a responder, escuche el murmullo de las hojas siendo pisadas, pero no provenía del lugar de donde había venido yo o Castiel, sino de lo más profundo del bosque. Eras unas figuras negras que se movían a una velocidad que me era imposible distinguir que era. Así que mi temor no era infundado, aquellas criaturas existían y venían a por mí.Intente retroceder, pero tropecé con Castiel, que parecía confundido. Aquellas criaturas comenzaron a acorralarnos, dando vueltas a nuestro alrededor a una velocidad que era imposible distinguir exactamente que eran.
No teníamos escapatoria, estábamos muertos. Aquellas criaturas comenzaron a aumentar la velocidad, saltando por encima de nuestras cabezas, casi podía habernos dado con una de sus garras o cualquier forma que tuviesen de defenderse.
Sin previo aviso,  Castiel me alzo en volandas, apenas tuve tiempo para pensar en lo que estaba haciendo. Corrió  y se lanzo contra aquellas criaturas, cerré los ojos, esperando el choque contra aquella criaturas, que posiblemente nos matarían a la primera de cambio. Me agarre con fuerza  a la camiseta de Castiel, escondiéndome de lo que pudiera ocurrir, pero no paso nada. Podía notar la respiración agitada y el pulso acelerado de su corazón. Con lentitud, abrí el ojo derecho, vi como Castiel corría conmigo por el bosque, habíamos escapado. Debía de haber encontrado un hueco, en el momento justo y salto. Me sentí aliviada porque habíamos escapado, pero apenas duro unos segundos, podía escuchar las huellas crujiendo a escasos metros de nosotros. Nos estaban dando caza. Por primera vez en mi vida, tenía miedo a morir.
Castiel paro en seco, y giro a la derecha, eso pareció darnos cierta ventaja, pero no por mucho. Entonces lo vi, un tronco de un árbol hueco por dentro, completamente seco, podría ser nuestro escondite de aquellas criaturas.
-Allí-le susurre a Castiel.
-Ya lo veo-murmuro entre dientes, aminorando la velocidad, se estaba cansado y yo solo era una carga para él, aquel lugar era nuestra mejor oportunidad para escapar de allí.
Castiel los despisto, cambiando de dirección y justo en el ultimo momento, giro de nuevo y se escondió en el tronco. Las criaturas pasaron largo, yendo en la dirección contraria a la nuestra. El muchacho me soltó y pude apoyarme de nuevo en el suelo, pero no soltó mi mano de mi cintura.
Aun estaba lo suficientemente cerca para notar su pecho ascender con lentitud, y su corazón latía con mucha rapidez, como un caballo desbocado. Cerré los ojos aliviada, mientras escuchaba las hojas crujiendo bajo los pasos de aquellas criaturas, que seguía sin saber exactamente lo que eran. Puede que fueran osos o lobos de gran tamaño, eso no lo sabía. Pero lo que si sabía, era que me seguían, y por aquello, habían venido a por mi y Castiel justo en el momento en el que nos adentrábamos en el bosque.
Durante unos minutos, me mantuve quieta, apoyada en el tronco de seco árbol, sin saber que esperaba. Simplemente esperaba. Intente moverme, pero Castiel taponaba la entrada y apenas me dejaba sitio.
-¿Qué a sido eso?-murmuro Castiel.
-¿El qué?-susurre.
Agudice mi oído y entonces lo oí. Apenas era un crujido, que si no hubiera sido por Castiel, no lo hubiera escuchado hasta que no se me hubiera echado encima. Se movía con gran rapidez y apenas era un murmullo. Pero no fue lo que creía que era. Esmeralda. Sus ojos verdes se clavaron en nosotros como dos agujas, aparte mi vista de los suyos y a pesar de llevar gafas de sol. Me sentía desnuda ante ella, como si fuera capaz de ver mis ojos violetas ante ella, el cristal tintado no parecía de protegerme ante aquellas esmeraldas que tenía como ojos. Me escondí tras Castiel, intentando no mirarla.
-¿Qué hacéis aquí?- dijo Esmeralda con frialdad, como si hubiésemos invadido su espacio.
-Nos perdimos- dijo Castiel con aquel tono burlón que tanto le caracterizaba, pero no parecía surgir efecto en la muchacha, porque no achantaba contra él.
Esmeralda cerro levemente sus ojos, pero fue suficiente para que no le creyera. ¿Quién iba a creer que nos había perseguido una manada de animales extraños? Se dio la vuelta y echo a andar, pero antes de eso, giro su cabeza.
-Largaos de aquí-dijo con frialdad.
Desapareció con lentitud, perdiéndose entre los arboles.
-¿Puede decirnos eso?-pregunte.
-Puede hacer lo quiera aquí-dijo Castiel saliendo del tronco de árbol- todo el bosque es suyo.
-¿En serio?-pregunte extrañada saliendo tras de él.
Entonces clavo la vista en mis ojos, y estaban enfurecidos. Retrocedí unos pasos asustada, casi tropiezo con varias raíces que sobresalían del suelo. Después de lo ocurrido e la enfermería, le tenía cierto miedo, aquello ojos metálicos, me hacían temblar de pies a cabeza como una hoja. Note como mis mejillas se encendidas y mi corazón latía demasiado rápido en mi pecho. Entonces de golpe lo recordé.
-¡El autobús!-grite recordando que tenía que coger uno para volver a casa.
Salí corriendo, en dirección a la carretera, me guié por el sonido de los coches mientras pasaban, hasta llegar. Por una vez, adore poder llegar a la civilización, ver las carreteras asfaltadas y las casas de piedras. Había dejado de llover y apenas quedaban nubes en el cielo, estaba despejado.
-¿Se puede saber de qué vas?-dijo Castiel saliendo del bosque tras de mí.
-Lo siento tengo que irme-dije mirando mi reloj que me indicaba que era hora de irse si no quería tener que quedarme hasta las tantas de la noche, esperando al siguiente autobús- o perderé el autobús. Adiós.
Salí corriendo lo más rápido posible, que me permitieron mis piernas. Llegue en el momento justo, en el que el autocar salia, haciendo maniobras con las manos, conseguí que parara y me esperara. Subí en el autobús  en el que apenas había gente, avance dando trompicones hasta sentarme en un asiento en mitad.
Cuando ya estuve aliviada y me sentía tranquila. Todas aquellos sentimientos, que habían desaparecido mientras mi preocupación era coger el autobús, volvieron de golpe. Primero sentía como un escalofrió al solo pensar que aquellas criaturas, que no eran imaginación mía, que eran reales. Después sentí como una oleada de calor recorría mi cuerpo, y mis mejillas volvían a sonrojarse, había tenido a Castiel, pegado a mí. Solo podía pensar en el momento en que me había tenido sujeta de la cintura durante unos minutos.
Repase todos mis recuerdos, uno a uno, había sido una tarde bastante animada, para que mentir. Me vino a la mente el momento en que había visto a Castiel bajo la lluvia, vulnerable  se me derretía el corazón con solo recordarlo. Exactamente no se lo que le había sucedido, pero no pintaba bien. ¿Puede que le hubiese pasado algo a Lysandre? Sentí como un nudo se formaba en mi estomago por la culpa que sentía.
Un escalofrió recorrió mi cuerpo, esta vez fue por el frió. Me mire y entonces me di cuenta de que estaba completamente empapada, había estado tan absorta en mis pensamientos que no me había dado cuenta. Mis pantalones, mi camiseta, la chaqueta, hasta mis calcetines estaban completamente mojados. La camiseta estaba tan mojada, que, incluso se podía trasparentar mi ropa interior, aquello hizo que se me subieran los colores. Me tape con la chaqueta lo más rápido que pude, observe a mi alrededor, pero nadie parecía haberse dado cuenta de ello. Me tape la cara con las manos, tan solo de pensar que Castiel podría haberme visto así.
Abrí mi bolso, y todo parecía protegido, nadie parecía mojado, suspire aliviada, mama podría terminar de imprimir el capitulo y enviarlo a la editorial, y yo tenía un nuevo libro en el que entretenerme un par de días, al menos el viaje había tenido algo bueno.
Saque mi móvil esperando que tener un mensaje de Pam, pero seguía con la bandeja de entrada vacía y aquello me ponía nerviosa, le tenía que haber pasado algo o puede que simplemente estuviese enfadada conmigo por no haberle contestado antes. En mi conciencia recaía lo ocurrido con Lysandre y que haber olvidado el mensaje de Pam, era muy mala persona, por eso la gente me odiaba y no tenía tantos amigos, la gente solo se acercaba a mi alrededor por puro interés, jamas le había gustado a nadie por mi personalidad. Aquellos pensamientos me hicieron deprimirme aun más de lo que estaba, me encogí sobre mi misma, abrace mis piernas, y simplemente eche a llorar.
Fue un llanto silencioso, las lagrimas corrían por mis mejillas con lentitud, me sentía como una basura, no tenía ganas de nada, solo quería que todo desapareciese a mi alrededor.
-¿Estas bien?-dijo una voz a mi lado.
Levante mi cabeza, y vi a un chico, de cabello castaño y ojos verdes, vestía con una camiseta negra y encima una blanca de manga corta, llevaba unos guantes de motorista , y en su cuello colgaba un collar, con chapas al estilos militar, como en las películas americanas.
-No es nada-dije intentando no llorar, pero al momento rompí a llorar,y no podía evitarlo.
El muchacho se seto a mi lado, mientras yo continuaba llorando como una tonta.
-Me parece que no estas bien-dijo intentando consolarme.
-Es que últimamente las cosas no han salido como yo esperaba-dije mientras lloraba sin parar- mi mejor amiga pasa de mi, y el segundo día de clase tiro a un chico por las escaleras, y acabo de ver a su amigo con mala cara y me preocupada que le haya pasado algo por mi culpa.
Tras mis ultimas palabras, entre en un llanto continuo y no pare, hasta que no escuche la risa del muchacho, me gire hacía el mientras mis ultimas lagrimas salían de mis ojos.
-¿Y?-me respondió él- Todo eso lo puedes arreglar, puedes hablar con tu amiga y resolverlo, y ademas, o creo que se haya hecho mucho daño, posiblemente mañana vaya a clase con normalidad.
Mi llanto ceso, y sus palabras hicieron efecto en mí.. Me sentí mejor, todo tenía arreglo, Lysandre tampoco se hizo tanto daño en la caída, y podía llamar a Pam en cuanto llegara a casa y arreglarlo todo. Las palabras del muchacho parecían haber obrado un milagro en mi. Me sentía mejor y mi estado de animo parecía haber cambiado a mejor. Sentía como mi conciencia se aliviaba en apenas unos segundos, aquel nudo en el estomago se alivio con lentitud.
-Muchas gracias-le dije ya más calmada, secando las ultimas lagrimas que salían de mis lagrimas.
-No ahí de que-dijo el chico con modestia- mi nombre es Kentin ¿Y el tuyo
-Anna-dijo extendiendo mi mano y estrechándola con la suya- un placer conocerte.
-El placer es mio-dijo el chico sonriendo- ¿Te acabas de mudar?
-Si-dije algo más tranquila- hace apenas unas semanas, mi madre es escritora y necesitaba más tranquilidad para escribir.
-¿En serio?- dijo algo impresionado sin poder creérselo.
-Si-dije orgullosa de mi madre.
Hable con Kentin el resto del camino, era fácil hablar con él y me distraía de mis preocupaciones. Detras de sus palabras no parecía tener un segundo motivo, simplemente eramos amigos y aquello me gustaba, por fin tenía alguien en aquel maldito lugar con el que podía confiar. Era fácil confiar en sus palabras y su sonrisa era amigable, no seductora como la de Castiel.
Tras unos minutos hablando de lo que surgía, llegue a mi parada, el viaje de ida había sido interminable, el de vuelta se me había pasado volando. El autobús paro la estropeada parada en la que había estado apenas unas horas antes. Antes de bajar me despedí de Kentin y le prometí que en cuanto llegara a casa, llamaría a Pam para disculparme con ella por haber tardado tanto en despedirme.
Cuando baje el autobús, el frió del anochecer me golpeo. La conversación con Kentin me había hecho olvidar de que estaba empapada. Sentí como el frío viento me congelaba y hacía temblara. Ascendí la cuesta con lentitud, un tiempo que me pareció eterno. Al mismo momento, el sol se fue ocultando tras las montañas,  y cuando llegue al camino que ascendía a mi casa, ya era completamente de noche.
Cogí mi móvil de mi bolsa, y con el me alumbre. Podía escuchar los animales del bosque moverse, y cualquier ruido me hacía recordar a aquellas criaturas que nos habíamos encontrado en el bosque hacía un rato. Aquello fuero los veinte peores minutos de mi vida, jamas había pasado tanto miedo como en aquel momento. El bosque parecía más tenebroso que nunca, la luz que producía mi móvil, no ayudaba para nada. Las ramas de los arboles me confundían, haciéndose pasar por animales.
Entonces por fin, conseguía ver las luces mi casa a lo lejos, aumente el paso, pero sin llegar a correr, ya que era muy peligroso hacerlo en aquel lugar. Tras unos minutos, que se me hicieron interminables, note como mis pies aliviados, llegaban a un suelo que no era rocosa y lleno de arena, sino de césped  aquello me hizo suspirar aliviada, por fin estaba en casa. Seguía el camino de roca que llevaba la casa y ascendí hasta el porchado de madera. Desde allí, podía ver que las luces del interior encendidas. Saque las llaves de mi bolso y abrí con lentitud la puerta y la cerré tras de mí.
-¡Mama, ya estoy en casa!- grite mientras me dirija al comedor.
Entonces la vi, alguien estaba sentada en mi sofá  y aquella no era la cabellera de mi madre, era negra como el ala de un cuervo. Apenas tarde unos segundos en darme cuenta quien era.
-¿Pam?-dije sin poder creérmelo.
La muchacha se dio la vuelta, su cara era pecosa, dándole un toque inocente, sus ojos eran azules. Mi bolso cayo al suelo junto con mis llaves. Solo pude correr y lanzarme a abrazarla.

Noticia Secreta.

Después de pensarlo mucho, e decidido crear un nuevo proyecto, aparte del blog. Tras darle muchas vueltas e decidido crear un blog literario, con ayuda de alguno de ustedes si se ofrecen. Por ahora no quiero hacerme ilusiones por si no se llega a llevar a acabo. Trataría como una especie de revista literaria, si quieren más información, por favor, envienme un email a lidara_blog@hotmail o dejándome un comentario.
Un saludo y espero sus comentarios.