domingo, 10 de marzo de 2013

Memorias de Idhun IV: Profecias. Capitulo 17: Apariciones.

Erik despertó de golpe, el corazón latía en su pecho como si fuera el aleteo de un colibrí. Podía escuchar el latido de su corazón en su cabeza, como si le recordase que estuviera vivo una y otra vez. Respiraba como si le faltase oxigeno en los pulmones, aliviando con lentitud su pesar. Se levanto y se sentó en la cama,y se su camiseta estaba completamente sudada, y se pegaba a su cuerpo.
Había vuelto a tener aquella pesadilla. Cerraba los ojos y aquellas imágenes se repetían en su mente, como si fuese una película. Estaba en un bosque, las tres lunas se alzaban en el firmamento. Erik solo podía correr, las serpientes aladas le perseguían, sin descanso, cerrándole el paso por todos lados. Pero aquellos sheks no  eran los más peligrosos. Eran negro y con ojos grises, era el peligroso de todos, y posiblemente la más inteligente. Le acosaron durante horas, sin descanso, hasta que finalmente, cayo de rodillas, exhausto,  por el cansancio. Los sheks le rodearon con lentitud, le miraban con odio y solo pensaban en matarlo. El shek negro llego, haciendo retroceder a las demás serpientes. Aquella criatura era la más peligrosa de todas, y fue quien le ataco, y entre sus dientes, le mato.
Abrió los ojos exhausto, y se levanto de la cama, y fue a recoger la ropa que tenía encima de la silla, necesitaba darse una ducha. Fue al baño dando trompicones aun medio dormido. Cuando llego al aseo, se quito la cabeza y metió la cabeza debajo del grifo, el agua fría le venía bien después de levantarse con pesadillas. Se termino de desvestirse y se metió en la ducha. Abrió el agua fría, y estuvo allí durante medía hora, hasta que noto que su cuerpo ya estaba templado.
Más aliviado, se seco el cuerpo y se puso la ropa. Salio del aseo con el cabello aun mojado y bajo a desayunar. Desde hacía dos semanas, había estado viviendo en casa de Shail y Zaisei, sus padres se habían ido antes de que el despertara con mucha prisa y no habían tenido tiempo de verlos. Ni si quiera Shail sabía donde había ido, simplemente habían desaparecido. Estaba preocupado por sus padres y por Cristian.
Cuando llego a la cocina Alae, Eva y Aiden ya estaban sentados, y ya comían.
-Buenos días Kareth-dijo Zaisei mientras terminaba de preparar el desayuno y la pequeña Anna le ayudaba como podía.
-Buenos días-dijo algo adormilado, mientras ayudaba a Zaisei a poner los platos.
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 Erik fulmino a Eva con la mirada, desde que había descubierto sus poderes de shek, había cogido la manía de hablarle mentalmente y justamente a el no le gustaba aquello. Se sentó en la mesa, sin quitarle la vista de encima a su hermana pequeña, que se hacía la despistada, dándole vueltas a su bebida. Desayunaron mientras hablaban,
Tras desayunar, cada uno recogió sus cosas y Alae hizo un hechizo para que los platos se fregasen solos, y asi quitarles tiempo de trabajo. Alae, junto con su padre, eran los únicos magos de la familia, ella sería la heredera del cuerno que había pertenecido a su madre hacía ya más de quince años. Anna aun era muy joven para saber si poseía talento con la magia, y la niña no parecía tener muchas ganas de aprender.
Erik se extraño de no ver a Shail durante el desayuno, y fue a preguntarle a Zaisei sobre ello, esta le respondió que había tenido que bajar al pueblo a por provisiones, ya que su familia había aumentado en los últimos días y su huerto no daba para comer a todos.
Durante el resto de la mañana , estuvo intentando despertar su poder magico, pero no poseía el control de su hermana, su poder era demasiado grande y los hechizos se le iban de las manos y perdían el control. Eva se reía de el, y Erik se había tomado la responsabilidad de que conseguiría hacer un hechizo, para que su hermana pequeña no siguiera reírse de el.
Alae y Erik se instalaron en el comedor. La muchacha le dio una copa de cristal llena de agua, y le pidió que creara hondas en el agua. Aquel era uno de los ejercicios que primero se realizaban para mejorar el control sobre la energía mágica, porque a Erik era aquello lo que más le costaba. Comenzó a concentra su energía mágica en sus dedos, y con lentitud, los sumergió en el agua, cuando el agua estuvo tranquila, cerro los ojos y se concentro, con lentitud, fue liberando la energía que había estado acumulando hasta ahora.
-Lo estas haciendo muy bien-dijo Alae- sigue así.
En el agua , se fueron formando pequeñas hondas. Pero Erik perdió la paciencia y la energía se desbordo, haciendo que el agua saliese de la copa, quedándose completamente vacía. Alae suspiro cansada, ya que Erik no conseguía pasar de aquel ejercicio, jamas conseguiría administrar su energía mágica con habilidad suficiente, y jamas sería capaz de realizar un hechizo a la perfección  Por el contrario Eva poseía un control perfecto sobre su energía mágica, y avanzaba a grandes pasos. Shail estaba impresionado con sus habilidades, ya había superado el nivel de un aprendiz, y se encontraba en el nivel de un mago novato, nada mal para llevar apenas un mes como aprendiz.
Al final de la mañana, Erik había conseguido avanzar algo más, pero no los suficiente como para poder empezar con los hechizos, así que tendría que continuar con el ejercicio hasta que lograra el control suficiente como para lograr realizar un hechizo en condiciones. Después de comer, decidieron dejar de lado el entrenamiento y jugar un rato con Anna, hermana pequeña de Alae, que había estado aburrida desde hacía varios días porque no le prestaban caso alguno.
Salieron fuera de la casa, y estuvieron el resto de la tarde jugando de lado a lado. A Erik le recordó cuando el y Eva eran pequeños y jugaban sin parar el la arboleda que rodeaba la casa donde había vivido desde que tenía recuerdos. Mientras tanto, Eva y Aiden se perdieron entre los arboles que rodeaban la casa.
Tras horas jugando, comenzó a anochecer. Los tres soles se fueron perdiendo en el horizonte, dando paso a las lunas, entonces Alae vio algo extraño en el firmamento.
-¿Qué ocurre?- le pregunto Erik dejando de jugar,al ver que Alae se había detenido de golpe.
-Ahi algo extraño...- murmuro sin despegar la vista del firmamento, entonces señalo un punto en el cielo- mi padre me a enseñado cada una de las estrellas de nuestro cielo, pero jamas había visto aquella.
Erik miro en la dirección  donde le señalaba Alae, entonces un escalofrío le recorrió la espalda. Era un punto en el horizonte, al contrario de las demás estrellas, tenía un color rojizo dorado.
-No puede ser- murmuro- tenemos que buscar a mi hermana y Aiden, Ankaa viene.
Los ojos de Alae se abrieron como platos y tardo unos segundos en reaccionar. Erik corrió sin pensárselo dos veces hacía el bosque. Encontró a su hermana, no muy alejada de la casa. Aiden tenía una marca rosada  en el cuelo, pero Erik prefirió no hacer comentarios sobre aquello.
-Tenemos que volver a la casa- dijo con voz entrecortada, intentando recuperar el aliento- Ankaa viene a por nosotros.
La piel de Eva, normalmente de un color bronceado, ahora parecía haber perdido el color por completo. Aiden se mantenía a su lado sin decir nada, pero se podía ver su miedo en sus ojos grisáceos. Los tres corrieron de nuevo en la casa, lo más rápido que le permitieron sus piernas. Cuando llegaron, Ale estaba preparando un conjuro. Alrededor de la casa, había preparado algunas flores capaces de crear una protección  como la que había habido alrededor del bosque de Awa durante el reinado del nigromante, hacía ya muchos años. Habían conseguido recuperar aquella maravillosa planta gracias numerosos experimentos mágicos con ayuda de los feericos, aunque había tardado más de diez años en conseguirla. Apenas habían un par de aquellos ejemplares repartidos en Idhun. Shail había participado en la recuperación de aquella planta y poseía algunos ejemplares repartidos por lo alrededores.
Incluso sin ser un feerico, Alae consiguió activar las flores gracias de a su magia  que desprendieron su polen y crearon una barrera. Justo en ese momento, llego Ankaa. Un pájaro de fuego cayo al suelo, una gran bola de fuego dorado se formo alrededor, pero no quemo nada. La llama dorada se consumió  dejando en su lugar una figura. Sus cabellos eran blancos y brillantes, al igual que su piel. Había cambiado sus ropas por unas más ligeras que se mimetizaban con su piel. Sus ojos blancos, se guían tan vacíos como los recordaba.
Los cuatro muchachos se mantuvieron quietos, sin mover un musculo. Ankaa los miro sin mostrar nada en su rostro, era como una estatua. Avanzo hacía ellos con paso lento, pero decidido. Entonces se topo con la barrera. Alargo sus dedos hacía ella y la atravesó sin ninguna preocupación. Los cuatros muchachos, sintieron que su corazón latía más rapido, se aceleraba  con ver acercarse aquella mujer, les producía miedo.
-¿ Dónde están los demás?- dijo una voz.
Todos se giraron. Era Shail.
-Me adelante-dijo con voz melodiosa, apenas audible.
-¿Las tienes?-dijo Shail adelantándose hacía Ankaa.
-Si- dijo mostrando cuatro espadas que portaba con ella, atadas a su cintura.
En ese momento, aterrizaron, un dragón, de colores dorados, y un sheks de ojos azules. Victoria desmonto del gran dragón, deslizándose por sus escamas.
-¡Mama!-gritaron Erik y Eva a la vez, y echaron correr hacía ella y la abrazaron.
Victoria acogió a sus hijos entre sus brazos. Hacía años que los tres no se unían en un abrazo sincero.
-Ha llegado la hora- dijo Ankaa interrumpiendo el momento tan emotivo- acercaros los tres.
-¿Qué ocurre?-dijo con voz asustada Eva mirándose a su madre.
-Tuvimos que marcharnos para que consiguierais armas para defenderos-dijo- Ankaa nos ayudo.
Victoria soltó a sus hijos con recelo, pero sin quitarle el ojo de encima. Aiden se unió a ellos, pero unos pasos por detrás de ellos.
-No tengáis miedo...- dijo con voz apenas audible-tengo un regalo para vosotros.
Desato tres de las espadas de su cintura, dejando la cuarta, escondida bajo una tela. Erik trago saliva, y se acerco  Ankaa, mientras su hermana y Aiden se mantenían detrás de el, como si pudiera protegerles del ataque de aquella mujer.  Ankaa le entrego la primera espada, era de color anaranjado, combinada con detalles en blanco, su mango era una delicada pieza de arte, parecía cristal creado por un perfecto artista.
-Esta es Lunnnor-dijo dándole la espada- sera tu compañera de batalla a partir de ahora. Es la combinación perfecta entre el fuego del dragón y la luz del unicornio. Representa el amor entre tus padres, todas las cosas que tuvieron que pasar para estar juntos. La belleza del unicornio y la fiereza del dragón.
Erik cogió su espada, que se ilumino durante unos segundos. Una expresión de jubilo se formo en u rostro y contemplo su nueva arma con adoración.
Ankaa fue hacía Eva, que después de la reacción de su hermano estaba más confiada. Cogió la segunda espada y se la entrego. Parecía haber sido tallada en el mismo hielo, su filo era más ancho en la punta, encogiéndose en la mitad. En el filo, tenía incrustada una gema azul. Su guarda parecían tres alas extendidas, forjada en oro blanco, al igual que su empuñadura.
-Esta es Lunhai-dijo Ankaa extendiendo la espada hacía Eva- los sheks jamas quisieron hacerle daño a los unicornios, pensaban que eran las criaturas mas bellas que poblaban Idhun. Jamas se odiaron entre si, podrían haber vivido en paz por siempre. Esta espada representa el vinculo que tenían estas criaturas, la luz y el hielo.
Eva tomo su espada con recelo, pero enseguida sus ojos se abrieron como platos, al notar la energía de aquella arma extenderse en su cuerpo.
 Entonces llego el momento de Aiden. Ankaa se dirigió hacía el muchacho y le mostró la tercera espada. No era como las demás, no había sido echa en Idhun. Era una katana. Su vaina era de un color negro brillate, atada un cordel de color blanco. Su mango estaba trenzado con hilos negros y blancos. Aunque la más simple, era la más bella de las tres.
-Esta es Esshian-dijo- como habrás visto no es manufactura idhuanita. Tu esencia es la más poderosa y débil a la vez. Ten lo siempre en cuenta. Era imposible combinar la esencia de un dragón y un shek, porque solo les unen lazos de odio. No podría encontrar un arma con esas caracteristicas en ningún mundo. Decidí pedirle ayuda a la reina de lo sheks , que me proporciono el mejor herrero que ahí en vuestro mundo-desenvaino el arma, su filo era perfecto y brillaba con los últimos rayos de los tres soles- pero por muy afilada que sea, no tiene una esencia poderosa- beso su dedo indice, donde se formo una llama dorada, con ella rozo el filo del arma, que se ilumino durante unos segundos y se la entrego a Aiden, que la cogió con cierto miedo. El arma se ilumino como un sol, como la misma esencia del fénix.
Aiden observo su arma, que palpitaba como si estuviera viva.
-Es a hora de que entrenemos-dijo Ankaa sentándose en el suelo y doblando las rodillas- sentaos junto a mi.
Los tres muchachos se sentaron junto a ella e imitaron a Ankaa.
-Cerrad los ojos-dijo con voz melodiosa y los muchachos la obedecieron- los titanes vendrán antes de que vosotros seáis capaces de despertar vuestro verdadero poder. Debéis buscar en vuestra memoria genética, vuestros antepasados fueron grandes guerreros, tanto humanos como sheks y dragones. Debéis buscar en vuestra memoria. Yo os guiare.
Alrededor de ellos, se formaron runas, en Idhuniaco arcano, tan antiguo como el mismo mundo. Las runas se iluminaron, pero ninguno de ellos abrió los ojos. Entraron en un estado de inconsciencia, donde recorrerían la memorias que había pertenecido a sus antepasados.
-Vayamos dentro-dijo Shail con tono cansado- pueden estar así días, sera mejor que los dejemos a solas.
Jack y Cristian tomaron de nuevo su forma humana y entraron a la casa siguiendo a Victoria. La ultima en entrar fue Alae, que les dedico una mirada de animo antes de entrar.



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