La continuación del anterior pensamiento, que me gusto como quedo escrito, así que escribo su continuación.
Sus labios estaban manchados de sangre, sus ojos negros parecían haber perdido la visión apenas tenían aquel brillo alegre que le caracterizaba. Roce su blanca mejilla, que había perdido el color rosado. Mis ojos se llenaron de lagrimas, me agache a su lado, y le abrace con la mayor fuerza que pude para que jamas escapara de mi lado.
"Me prometiste que jamas me dejarías- le murmure, mientras que las lagrimas venían a mis ojos, como si de un riachuelo se tratasen- me lo prometiste"
"Siento no poder corresponder con mi promesa- dijo en apenas un susurro"
Únicamente me respondió con una sonrisa, las lagrimas comenzaron a florecer de mis ojos. Tembloroso, levanto su mano, recogiendo las lagrimas que caían en mi rostro. Su dedo perdió fuerza, dejando en mi rostro una mancha de sangre. Su corazón dejo de latir.
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