martes, 31 de diciembre de 2013
lunes, 30 de diciembre de 2013
domingo, 29 de diciembre de 2013
Pensamiento. "Cristal"
Cabellera azul como el cielo, ondulado y brillante como el mismo. Una mirada como los zafiros, deslumbrante. Miedo, miedo, le recorría por dentro con solo mirar su armadura negra como la noche. Asmodeo.
martes, 24 de diciembre de 2013
Feliz Navidad.
Feliz naviadad a todos :D me hubiera gustado dibujar algo pero no me salia nada XD, asi que os dejo con una imagen de Hiro Mashima
domingo, 22 de diciembre de 2013
Memorias de Idhun VI: Profecías.Capitulo 1: Triada.
Segunda Parte.
Shizuko Ishikawa se encontraba acostada, sobre su sofá. La lluvia golpeaba con fuerza los cristales del exterior. La tormenta llevaba en la ciudad desde hacía días. No le molestaba, incluso le gustaba, aquello hacía enfriar el ambiente, y no necesitaba darse baños de hielo. La lluvia le daba cierta tranquilidad, pero en aquel momento, estaba demasiado nerviosa para pensar en ello. Se levanto del sofá y volvió a asomarse a la ventana. Toda la calle parecía inundarse con la lluvia, y apenas se veía nada gracias a la noche. Hacía unas horas, la luz se había cortado por culpa de la tormenta, o eso pensarían la mayoría de los humanos. Sabía quien había sido. Nunca le había gustado llamar la atención, era uno de sus hábitos. Un fogonazo de luz provocado por la tormenta le dejo ver una sombra que se deslizaba hasta por uno de los callejones, acercándose a su casa. Ya estaba cerca.
Cierta emoción la embriago por dentro, pero no debía ilusionarse, no. Un shek sabía esperar, con paciencia. Cerro las cortinas y se volvió a sentar. No sabía se debía dejarla entrar en su morada, porque era algo más, era su corazón, algo que solo compartiría con su pareja, pero aquella era una excepción y esperaba que fuera la ultima. Le ponía nerviosa que alguien pudiera entrar, que no fuera ella, pero en aquel momento no importaba sus necesidades.
Dos toques en la puerta, apenas inaudibles por culpa de la lluvia se escucharon desde la puerta de entrada. Atravesó la distancia con cierto nerviosismo, se estaba volviendo demasiado humana para sus gustos, suspiro. Se asomo a la mirilla y todo estaba oscuro, no esperaba menos de ella, al menos sabía ocultarse muy bien de ojos poco deseables. Abrió la puerta con cuidado, apenas unos centímetros.
<<¿Lo has traído?- pregunto Shizuku mentalmente>>
<<¿Tu qué crees?- le respondió mentalmente, de la misma forma- déjame pasar>>
Le dejo entrar, aunque no dejaría que se acomodara en su casa. Su capa estaba completamente empapada, por debajo de la capucha se podían ver algunos mechones rojos como la sangre completamente mojados, incluso resaltaba más contra sus ropas.
<<¿Como fue todo?- pregunto Shizuko- ¿Tuviste complicaciones?
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Removió sus ropas buscando algo, entonces saco un bulto, enrollado entre mantas, debía de estar muy escondido. Era un bebe. Apenas medía dos palmos, no estaba mojado a pesar de toda la lluvia a pesar de la tormenta, pero eso no fue lo que más le impresiono, sus ojos, tenía hetrecromía. El derecho, era rojo, como la sangre, como un rubí, el izquierdo azul como el hielo. La miraban fijamente.
<>
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Shizuko le dedico una mirada rápida, antes de volver al bebe. Abandono la casa sin que ella se lo pidiese, su cometido ya había sido cumplido por ahora, no necesitaba que estuviese allí por ahora. Meció el bebe con cuidado entre sus brazos y por primera vez uso sus cuerdas vocales.
-Wen-Suml- murmuro- tu seras la puerta hacía nuestra gloria.
El bebe simplemente la miro fijamente. Shizuko no puedo evitar una sonrisa demasiado humana.
Dos toques en la puerta, apenas inaudibles por culpa de la lluvia se escucharon desde la puerta de entrada. Atravesó la distancia con cierto nerviosismo, se estaba volviendo demasiado humana para sus gustos, suspiro. Se asomo a la mirilla y todo estaba oscuro, no esperaba menos de ella, al menos sabía ocultarse muy bien de ojos poco deseables. Abrió la puerta con cuidado, apenas unos centímetros.
<<¿Lo has traído?- pregunto Shizuku mentalmente>>
<<¿Tu qué crees?- le respondió mentalmente, de la misma forma- déjame pasar>>
Le dejo entrar, aunque no dejaría que se acomodara en su casa. Su capa estaba completamente empapada, por debajo de la capucha se podían ver algunos mechones rojos como la sangre completamente mojados, incluso resaltaba más contra sus ropas.
<<¿Como fue todo?- pregunto Shizuko- ¿Tuviste complicaciones?
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Removió sus ropas buscando algo, entonces saco un bulto, enrollado entre mantas, debía de estar muy escondido. Era un bebe. Apenas medía dos palmos, no estaba mojado a pesar de toda la lluvia a pesar de la tormenta, pero eso no fue lo que más le impresiono, sus ojos, tenía hetrecromía. El derecho, era rojo, como la sangre, como un rubí, el izquierdo azul como el hielo. La miraban fijamente.
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Shizuko le dedico una mirada rápida, antes de volver al bebe. Abandono la casa sin que ella se lo pidiese, su cometido ya había sido cumplido por ahora, no necesitaba que estuviese allí por ahora. Meció el bebe con cuidado entre sus brazos y por primera vez uso sus cuerdas vocales.
-Wen-Suml- murmuro- tu seras la puerta hacía nuestra gloria.
El bebe simplemente la miro fijamente. Shizuko no puedo evitar una sonrisa demasiado humana.
17 años después
Se despertó, notaba la cara dolorida, aunque a Uk-Sun no le extrañaba nada, se había quedado durmiendo sobre la mesa, rodeada de libros. Suspiro. Se encontraba en la biblioteca, con una vela que se había ido desgastando durante toda la noche. Ya amanecía, los tres soles comenzaban a asomarse con lentitud por el horizonte. Soplo la única luz y se quedo en penumbra. Noto su mejilla húmeda, y se paso la mano. La miro, estaba negra. Miro los papeles sobre la mesa y estaban todos emborronados, se había quedado durmiendo sobre sus apuntes recién tomados. Todo el trabajo de aquella noche había sido para nada. Por lo bajo murmuro maldiciones de su pueblo, si Kimara las hubiera oído le habría caído una buena reprimenda. Miro las hojas intentando pasar a limpio todo el trabajo fastidiado. Dos años llevaba con aquella investigación, y cada se iban poniendo más interesante. No la había enseñado a nadie, todos en la torre se veían muy interesados en ella, incluso Qayder se había mostrado interesado.
Uk-Sun dejo sus divagaciones de lado y continuo con su trabajo. Paso a limpio todo el trabajo de aquella noche con buena caligrafía, tomándose su tiempo. Cuando termino, espero que los papeles se secaran, y de mientras guardo los libros que había ido utilizando durante toda la noche. Guardo todo su trabajo en una carpeta y se dirigió a su cuarto. Trabajaba durante la noche o en su habitación en privado, para que nadie pudiese ver en que estaba trabajando. Llego a su habitación y cerro la puerta tras de si. Era algo más grande que la que tenía un estudiante normal, ella ya no lo era desde hacía tiempo. Dejo su trabajo sobre la mesa y se dispuso a salir cuando alguien apareció en su puerta.
-No deberías estar aquí- dijo Uk-Sun haciéndola pasar.
-Lo siento- dijo Lune.- pero me siento al sola en mis aposentos.
Habían pasado dos años desde que la triada había vuelto a Idhun, junto con sus hijos. Habían tenido un trágico final junto con el joven desconocido que les acompañaba. Lune había vivido desde entonces en la torre junto con ella. Al principio era una estudiante más, pero su identidad fue rápidamente descubierta. Era acosada diariamente, hasta que Qayder decidió tomar cartas en el asunto. Le entrego los aposentos del líder de la torre, que era privados para el resto de los habitantes.
Pasaba la mayor parte del tiempo encerrada, Uk-Sun iba a visitarla muy a menudo, pero sus investigaciones la tenían completamente ensimismada, y no iba tanto como le gustaría.
-Te traigo algo de beber- dijo Lune, y se lo entrego.
Como ritual, las dos se sentaron en el suelo, de espaldas a la pared, con las piernas cruzadas.
-¿Sabes algo de tu hermano?- dijo Uk-Sun, dándole un trago a su bebida.
-No- dijo en un murmullo- llevamos sin hablarnos dos años, y lo sabes.
Erik despertó con los golpes más fuertes que podía dar una niña en una puerta bien temprano por la mañana.
-Kareth, Kareth- repetía la voz de Anna, la hija menor de Shail una y otra vez- me prometiste que hoy me llevarías a la montaña.
-Ya voy- grito hundiendo la cara en la almohada.
Se levanto de un salto, con rapidez se vistió, ya que siempre dormía con poca ropa, según decía Shail, era una persona de sangre caliente. Se lavo la cara antes de bajar a desayunar. Alae ya estaba alli, sentada en la mesa ojeando un libro, apenas le dirigió un gesto con la cabeza. Se sento y empezo a desayunar con rapidez, mientras Anna le gritaba al oído que se diese prisa.
-No me la voy dar más prisa si sigues gritándome al oído.
-Anna no seas impaciente- dijo Zaisei al entrar- en cuanto acabe de desayunar os iréis.
La niña inflo los mofletes y salio corriendo y al momento entro Shail. Se sentaron todos juntos y desayunaron animados.
-¿Piensas ir a visitar a tu hermana dentro de poco?- dijo Zaisei- Pronto sera su cumpleaños.
Aquella pregunta hizo que a Erik se le cortase el hambre de golpe. Se levanto con lentitud, tiro los resto de comida a la basura y dejo el plato a lavar.
-Ella me dejo claro que no quería volver a verme- dijo antes de abandonar la cocina.
Fue a la salida y recogió su mochila, que había preparado durante la noche anterior, y salio de la casa antes de que nadie pudiera decirle nada, seguido por Anna, que no se había dado cuenta de la charla.
-Tu seras el que nos guié- dijo Shizuko, rara vez usaba sus cuerdas vocales para comunicarse, pero aquel era un momento especial- Tú seras el que gobiernes sobre todo Idhun. Solo tú- la ultima palabra fue apenas un susurro.
-Si mi señora- respondió con voz neutra.
Shizuko solo pudo sonreír, mientras acariciaba el rostro del joven.
viernes, 20 de diciembre de 2013
miércoles, 18 de diciembre de 2013
Torre de dios. Piso:20. Guardian: ¿? Evaluador ¿? Prueba: El regular más poderosos.
Piso:20. Guardian: ¿? Evaluador ¿? Prueba: El regular más poderosos.
Todos ellos se quedaron parados. El pitido resonó por el área de pruebas dando fin a aquella prueba. Un temblor recorrió a Zoe. Que mierda acababa de ocurrir? Mizi se encontraba a su lado, intentando hacerla reaccionar, pero ella simplemente se mantenía quieta. Con la mirada perdida. Un ascensor llego, pero ninguno de ellos quiso entrar con el miembro de FUG, simplemente esperaron al siguiente.
Cuando llegaron a la sala, todos se sentaron juntos, incluso el miembro de FUG pero a cierta distancia del resto. Mizi y Zoe prefirieron quedarse a un lado, necesitaban hablar sobre ciertas cosas que era mejor que aquellos regulares no supieran.
-¿Crees que Utau esta bien?-murmuro Mizi con ansiedad, después de aquella prueba, nada le extrañaba lo más mínimo.
-No lo se-dijo Zoe tapándose la cara con las manos, intentando evitar la ansiedad que le comía por dentro. Ahí estaba, después de años subiendo la torre, ahí estaba su objetivo, El muchacho apenas pareció darse cuenta de su mirada, pero ella no le quitaba ojo de encima, sin ni si quiera pestañear.
-¿Me estas escuchando?-murmuro Mizi enfurecida, y la hizo apartar su mirada del miembro de FUG, que parecía estar perdido en sus pensamientos.
-Si-dijo Zoe intentando cambiar de conversación.
-¿Entonces que te e dicho?-murmuro la muchacha.
Zoe se quedo en silencio, Mizi respondió con un resoplido de enfado. Pocas veces estaba enfada, aquella era una excepción a la regla de que Mizi era incapaz de enfadarse. Una de las puertas de los ascensores se abrieron, interrumpiendo lo que estaba a punto de decir. Utau apareció, caminaba lentamente, su vestido blanco estaba manchado de sangre, los bajos, su estomago, incluso su cabello rubio parecía haberse manchado. En su rostro había dibujado una sonrisa, hubiese parecido agradable, si no fuera porque había manchas de sangre en sus mejillas. Zoe noto como Mizi se tapaba la boca, en un grito ahogado. Pero lo que más le preocupaban a las muchachas era que Utau hubiese perdido el control. Jamas habían hablado de ese tema, pero tanto Zoe como Mizi sabían que el peligro estaba ahí, la habían visto cambiar de forma en varias ocasiones, y aquello había significado siempre coas y destrucción para los que se encontraban alrededor.
Mizi se acerco hacía Utau, que ni se inmutaba. Seguía habiendo una sonrisa en su cara. Zoe la siguió, con la duda comiéndola por dentro.
-¿Qué ha pasado?- pregunto Mizi- ¿Ha salido?
Zoe le dirigió una mirada nerviosa al resto de los regulares. Excepto por el miembro de FUG, el resto parecía estar bastante atento a lo que ocurría en su grupo.
-No-dijo Utau pasándose una mano por el pelo, intentando alisarlo, pero la sangre no parecía dejarla- al contrario de vosotras, no e encontrado gente tan amable.
-Si tu supieras..- murmuro Zoe.
Mizi le dedico una mirada nerviosa a Utau, ella miro por encima de su hombro y vio al miembro de FUG, sentado sin prestar mucho caso a lo que pasaba alrededor, como si estuviera perdido en sus pensamientos. Zoe supo exactamente lo que iba a decir su compañera antes de lo que lo dijera.
-Ni se te ocurra- dijo Utau- ya te advertí que sus miembros son muy poderosos.
Zoe hizo oídos sordos. Miro a su alrededor. Los regulares parecían algo asustados, y no le extrañaba, viendo la apariencia de Utau cualquiera se sentiría asustado en su presencia. Puede que aquello les sirviera en la prueba siguiente, si le tenían miedo y temían su presencia, no se acercarían. Puede que después de todo aquel aspecto desgarbado les sirviera de algo.
Las puertas de los ascensores se fueron abriendo, y entraron cada vez más regulares, hasta que las sala se lleno, y entonces llego el administrador de las pruebas. Era pequeño, parecía un niño, para que decir lo contrario, llevaba una gorra, azul, y una especie de chaqueta del mismo color.
-Que mono es- dijo Mizi.
Utau y Zoe se miraron, y se sonrieron por primera vez en mucho tiempo.
El administrador procedió a explicar la prueba. Las tres chicas escucharon atentamente. Iba a ser una competencia de shinsoo. Fácil, tanto Zoe como Mizi eran manipuladoras de hondas medianamente decente, y Utau una de las mejores pescadoras de aquel piso, de entre los regulares habrían pocos capaz de plantare cara sin perder alguna extremidad. El problema lo tendrían con el miembro de FUG.
Uno a uno todos los regulares se fueron plantando cerca de aquella bola.
Primero llamaron a Mizi, aunque hizo un puntuación bastante buena, consiguió el puesto ocho, y podía ser expulsada en cuanto alguien hiciera uno mejor de entre los primeros puestos. Después fue Zoe, y le fue algo mejor que a su compañera, pero solo consiguió el puesto seis y expulso a Mizi de entre los mejores. Los regulares que habían estado con ellas en las pruebas fueron pasando uno a uno, consiguieron puntuaciones de todos los tipos.Uno de ellos pertenecía a una de las diez grandes familias, y monto un buen pollo porque le golpeo la cabeza, incluso un enano consiguió superarlo, tras aquellos dos, Zoe estaba a punto de ser expulsada de la tabla, así que cruzo los dedos y cerro los ojos, pero no contó con ella. Entonces le llego el turno a Utau. Con su elegancia de ángel, subió al escenario.
-Maldita perra- murmuro Zoe, a sabiendas que iba a ser expulsada de la tabla.
-No digas eso- dijo Mizi con lagrimas en los ojos.
Utau simplemente le dio un pequeño puñetazo de nada, pero se puso en primera posición como si nada, echando a Zoe al noveno puesto.
-Como ves- dijo tocándose el pelo, con superioridad- soy el regular más poderoso.
-Tu no lo eres- dijo el cabeza plateada, uno con los que había tomado la prueba- lo es él.
El miembro de FUG ascendió las escaleras y se puso delante de la bola, alzo la mano, y realizo una tenica que ninguna de ellas había visto antes, era extraño de describir. Como un remolino azul claro que se iba oscureciendo. Su puntuación fue mucho más superior a la de Utau, incluso a la de cualquier regular.
Ascendieron al escenario aquellos que habían conseguido las ocho mejores puntuaciones. Zoe y Mizi se quedaron abajo. Apoyadas en la pared, junto con el resto de regulares, algunos lloraban, pero Zoe se mantuvo firme, habría otra oportunidad más adelante, o puede que no. Posiblemente Utau tuviese que renunciar de nuevo, puede que lo mejor fuera que siguiera adelante y las dejara atrás.
-Por favor señor Viole- dijo el administrador- elija a un equipo.
Mizi alzo la vista (había estado llorando con la vista baja) y sus ojos brillaron, a Zoe le dio mala espina. Formaría un equipo de siete. De golpe salto uno de los regulares, que había realizado las pruebas, pidiendo que lo eligiera en su equipo. Fue como si se transmitiera una enfermedad, varios de ellos saltaron, incluso Mizi.
-Acépteme a mi y a mis compañeras Sr FUG- dijo postrándose ante él, mientras Utau y Zoe intentaron levantar.
Algunos incluso intentaron quitarse ropa.
-No elegiré a ningún regular- dijo- suficiente conmigo, haga fallar al resto.
Un escalofrió recorrió a Mizi.
-La proxima prueba esta diseñada para ser tomada en grupo- dijo el administrador- no puede simplemente declinar a elegir compañeros.
-No hay nadie que pueda ser mi compañero- dijo FUG- no quiere elegir a alguien que no este calificado.
-¡Espera! ¿A qué te refieres?- grito el miembro de las diez grandes familias, que era un chica- ¿Nadie puede ser calificado para ser tu compañero? ¿No estas siendo muy engreído? ¡Realmente actúas así usando la cresta de una organización criminal!¡Dejando atrás a los que pueden pasar! ¡Estando orgullo de usar una cresta falsa como esa! ¿No te avergüenzas?
-No es falsa- dijo- Yo soy Jyu Viole Grace, uno de los candidatos a asesino de FUG. Zahard y sus aliados, yo vivo por su muerte.
Al momento, Zoe noto como las piernas le fallaban y todo se ponía negro.
Zoe se quedo en silencio, Mizi respondió con un resoplido de enfado. Pocas veces estaba enfada, aquella era una excepción a la regla de que Mizi era incapaz de enfadarse. Una de las puertas de los ascensores se abrieron, interrumpiendo lo que estaba a punto de decir. Utau apareció, caminaba lentamente, su vestido blanco estaba manchado de sangre, los bajos, su estomago, incluso su cabello rubio parecía haberse manchado. En su rostro había dibujado una sonrisa, hubiese parecido agradable, si no fuera porque había manchas de sangre en sus mejillas. Zoe noto como Mizi se tapaba la boca, en un grito ahogado. Pero lo que más le preocupaban a las muchachas era que Utau hubiese perdido el control. Jamas habían hablado de ese tema, pero tanto Zoe como Mizi sabían que el peligro estaba ahí, la habían visto cambiar de forma en varias ocasiones, y aquello había significado siempre coas y destrucción para los que se encontraban alrededor.
Mizi se acerco hacía Utau, que ni se inmutaba. Seguía habiendo una sonrisa en su cara. Zoe la siguió, con la duda comiéndola por dentro.
-¿Qué ha pasado?- pregunto Mizi- ¿Ha salido?
Zoe le dirigió una mirada nerviosa al resto de los regulares. Excepto por el miembro de FUG, el resto parecía estar bastante atento a lo que ocurría en su grupo.
-No-dijo Utau pasándose una mano por el pelo, intentando alisarlo, pero la sangre no parecía dejarla- al contrario de vosotras, no e encontrado gente tan amable.
-Si tu supieras..- murmuro Zoe.
Mizi le dedico una mirada nerviosa a Utau, ella miro por encima de su hombro y vio al miembro de FUG, sentado sin prestar mucho caso a lo que pasaba alrededor, como si estuviera perdido en sus pensamientos. Zoe supo exactamente lo que iba a decir su compañera antes de lo que lo dijera.
-Ni se te ocurra- dijo Utau- ya te advertí que sus miembros son muy poderosos.
Zoe hizo oídos sordos. Miro a su alrededor. Los regulares parecían algo asustados, y no le extrañaba, viendo la apariencia de Utau cualquiera se sentiría asustado en su presencia. Puede que aquello les sirviera en la prueba siguiente, si le tenían miedo y temían su presencia, no se acercarían. Puede que después de todo aquel aspecto desgarbado les sirviera de algo.
Las puertas de los ascensores se fueron abriendo, y entraron cada vez más regulares, hasta que las sala se lleno, y entonces llego el administrador de las pruebas. Era pequeño, parecía un niño, para que decir lo contrario, llevaba una gorra, azul, y una especie de chaqueta del mismo color.
-Que mono es- dijo Mizi.
Utau y Zoe se miraron, y se sonrieron por primera vez en mucho tiempo.
El administrador procedió a explicar la prueba. Las tres chicas escucharon atentamente. Iba a ser una competencia de shinsoo. Fácil, tanto Zoe como Mizi eran manipuladoras de hondas medianamente decente, y Utau una de las mejores pescadoras de aquel piso, de entre los regulares habrían pocos capaz de plantare cara sin perder alguna extremidad. El problema lo tendrían con el miembro de FUG.
Uno a uno todos los regulares se fueron plantando cerca de aquella bola.
Primero llamaron a Mizi, aunque hizo un puntuación bastante buena, consiguió el puesto ocho, y podía ser expulsada en cuanto alguien hiciera uno mejor de entre los primeros puestos. Después fue Zoe, y le fue algo mejor que a su compañera, pero solo consiguió el puesto seis y expulso a Mizi de entre los mejores. Los regulares que habían estado con ellas en las pruebas fueron pasando uno a uno, consiguieron puntuaciones de todos los tipos.Uno de ellos pertenecía a una de las diez grandes familias, y monto un buen pollo porque le golpeo la cabeza, incluso un enano consiguió superarlo, tras aquellos dos, Zoe estaba a punto de ser expulsada de la tabla, así que cruzo los dedos y cerro los ojos, pero no contó con ella. Entonces le llego el turno a Utau. Con su elegancia de ángel, subió al escenario.
-Maldita perra- murmuro Zoe, a sabiendas que iba a ser expulsada de la tabla.
-No digas eso- dijo Mizi con lagrimas en los ojos.
Utau simplemente le dio un pequeño puñetazo de nada, pero se puso en primera posición como si nada, echando a Zoe al noveno puesto.
-Como ves- dijo tocándose el pelo, con superioridad- soy el regular más poderoso.
-Tu no lo eres- dijo el cabeza plateada, uno con los que había tomado la prueba- lo es él.
El miembro de FUG ascendió las escaleras y se puso delante de la bola, alzo la mano, y realizo una tenica que ninguna de ellas había visto antes, era extraño de describir. Como un remolino azul claro que se iba oscureciendo. Su puntuación fue mucho más superior a la de Utau, incluso a la de cualquier regular.
Ascendieron al escenario aquellos que habían conseguido las ocho mejores puntuaciones. Zoe y Mizi se quedaron abajo. Apoyadas en la pared, junto con el resto de regulares, algunos lloraban, pero Zoe se mantuvo firme, habría otra oportunidad más adelante, o puede que no. Posiblemente Utau tuviese que renunciar de nuevo, puede que lo mejor fuera que siguiera adelante y las dejara atrás.
-Por favor señor Viole- dijo el administrador- elija a un equipo.
Mizi alzo la vista (había estado llorando con la vista baja) y sus ojos brillaron, a Zoe le dio mala espina. Formaría un equipo de siete. De golpe salto uno de los regulares, que había realizado las pruebas, pidiendo que lo eligiera en su equipo. Fue como si se transmitiera una enfermedad, varios de ellos saltaron, incluso Mizi.
-Acépteme a mi y a mis compañeras Sr FUG- dijo postrándose ante él, mientras Utau y Zoe intentaron levantar.
Algunos incluso intentaron quitarse ropa.
-No elegiré a ningún regular- dijo- suficiente conmigo, haga fallar al resto.
Un escalofrió recorrió a Mizi.
-La proxima prueba esta diseñada para ser tomada en grupo- dijo el administrador- no puede simplemente declinar a elegir compañeros.
-No hay nadie que pueda ser mi compañero- dijo FUG- no quiere elegir a alguien que no este calificado.
-¡Espera! ¿A qué te refieres?- grito el miembro de las diez grandes familias, que era un chica- ¿Nadie puede ser calificado para ser tu compañero? ¿No estas siendo muy engreído? ¡Realmente actúas así usando la cresta de una organización criminal!¡Dejando atrás a los que pueden pasar! ¡Estando orgullo de usar una cresta falsa como esa! ¿No te avergüenzas?
-No es falsa- dijo- Yo soy Jyu Viole Grace, uno de los candidatos a asesino de FUG. Zahard y sus aliados, yo vivo por su muerte.
Al momento, Zoe noto como las piernas le fallaban y todo se ponía negro.
lunes, 30 de septiembre de 2013
Novedades
No e podido actualizar desde hace un par de semanas (desde principio de mes mas específicamente) e tenido exámenes de septiembre y el comienzo de las clases. E tenido varios comentarios de que continúe el Ulquihime que escribí hace un tiempo, pero es un one-shot, si acaso escribo uno, no tendrá nada que ver con el primero que escribí, sera uno independiente. También tengo preparado dos lemons y continuar los fanfics (MDI, Esmeralda)
Esperó sus comentarios *-*
miércoles, 4 de septiembre de 2013
Memorias de Idhun. Panteon III. Reseña
Ficha del Libro
Título: Memorias de Idhún III. Panteón
Editorial: SM
Encuadernación: Edición en cartoné
Colección: Fuera de colección
Páginas: 942
Año de publicación: 2006
Diseño de cubierta: Alfonso Ruano y Pablo Núñez
ISBN: 84 675 1148 6
Observaciones: Tercera y última parte de la trilogía Memorias de Idhún.
Editorial: SM
Encuadernación: Edición en cartoné
Colección: Fuera de colección
Páginas: 942
Año de publicación: 2006
Diseño de cubierta: Alfonso Ruano y Pablo Núñez
ISBN: 84 675 1148 6
Observaciones: Tercera y última parte de la trilogía Memorias de Idhún.
Sinopsis:
Tras la última batalla contra Ashran y los sheks, muchas cosas parecen haber cambiado en Idhún. Sin embargo, los Oráculos hablan de nuevo, y sus voces no son, ni mucho menos, tranquilizadoras. Algo está a punto de suceder, algo que puede cambiar para siempre el destino de dos mundos… algo que, tal vez, ni siquiera los héroes de la profecía sean capaces de afrontar…
Reseña:
Tras la caída de Asrahan, el libro se inicia con la recuperación de Victoria, que esta en coma. Comparado con los otros dos, este es mucho más empalagoso Kirtash, es igual de shek, Jack sigue un poco cabeza hueca (aunque a hay ciertos momentos del libro demuestra mas templanza que el mismo shek) y Victoria sigue pareciendo querer esconderse detrás de sus novios. Realmente e un libro que tiene acción, de eso no me quejo. No me gusto la ultima parte del libro, no me impresiono muchas de las cosas que salieron, no tuvo tanto misterio como los otros dos.
No me gusto como reaccionaron los protagonistas. Por lo demás, el resto de los personajes me gusto como actuaron, el típico modo del que lo hacen los humanos normales (y las otras razas de Idhun), en casa una de las situaciones que les ponen.
jueves, 29 de agosto de 2013
Cazadores de Sombras. One-Shot. Izzy
La pequeña Isabelle Lightwood sabia que no debía estar allí. Puede que fuera la curiosidad que la comía por dentro, o simplemente el echo de que era un lugar prohibido. Hacía semanas que planeaba ir allí, aunque solo era una idea en su cabeza que le rondaba. Se encontraba en uno de los largos pasillos del instituto de Nueva York. Ante ella, una puerta, cerrada a cal y canto por sus padres. Le habían advertido que allí no podía entrar, pero no podía resistirlo. Miro el gran pomo de metal pulido dorado, y lo agarro con su pequeña manita, lo giro con lentitud, y no respiro hasta que un click sonó.
La gran puerta se abrió con lentitud, empujada por Isabelle. Primero asomo la cabeza, esperando que allí hubiera un demonio, o algo así. Pero no había nada de eso. Era una habitación de altos techos, las paredes estaban recubiertas de un papel pintando de color crema, rasgado por distintos puntos, dejando ver la pintura de abajo, de color blanco sucio. La habitación estaba llena de cajas por todos lados. La luz apenas entraba por la ventana, tapada por la suciedad.
Isabelle se quedo mirando durante unos minutos a que pasara algo, pero simplemente todo seguía en silencio. Entro al cuarto y cerro la puerta tras ella. Abrió la caja más cercana. Pero únicamente encontró objetos que parecían normales. Algunos libros, aunque cuando os abrió no entendió que ponían en ellos. Cerro aquella y fue a por otra, pero seguía sin haber algo que su contenido hubiera sido prohibido.
Cuando ya llevaba una hora de búsqueda, ya empezaba a cansarse, decidió dejar todo aquello, no había nada prohibido allí, por lo que le hubieran prohibido a ella y a Alec entrar a aquella sala. Cerro la caja que había estado mirando durante los últimos minutos, pero simplemente contenía ropa vieja. Aquello no le parecía una sala secreta, más bien un trastero lleno de cosas viejas.
Se dio la vuelta, y se dirigió a la puerta, pero justo cuando se disponía a salir, tropezó con una de las cajas más bajas y cayo al suelo de morros. Sintió un dolor punzante en la rodilla, se sentó y vio que se la había rozado, una gota de sangre descendió de su rodilla, deslizándose por su pierna hasta el suelo. Se mordió el labio. La Isabella de siete años, no estaba acostumbrada al dolor, como su futura yo. Unas lagrimas se le escaparon de sus ojos, y descendieron por sus mejillas. Se levanto intentando evitar el llanto. Vio que el contenido de la caja estaba esparcido por el suelo. Se agacho y metió toda dentro de ella lo que había caído. Recogió una foto y entonces reconoció la gente que habían.
Eran sus padres, algo más jóvenes. Su madre tenía el vientre abultado, debía estar embarazada de Alec. Continuo mirando lo que había en la caja. Más fotos algo descoloridas, entre ellas parecía abundar un joven de cabellos casi blancos, aunque no supo reconocerlo. Metido todas aquellas fotos en la caja, también encontró un viejo cuchillo serafín completamente estropeado, no le vio nada diferente con los que solía practicar. Metió el arma en la caja junto con las fotos. Entonces lo vio, era un bolsista de terciopelo negro, apenas igual de grande que le puño de un bebe. Lo recogió del suelo con cuidado, su interior era duro. No pudo resistir la tentación y la abrió. El fino cordel que rodeaba la bolsista cedió y pudo ver su contenido. Era una rubí rojo, del tamaño del puño de un bebe, le recordó a un pedrusco. Brillaba con las ultimas luces de la noche.
Isabelle lo observo emocionada, era una joya perfecta. No pudo resistir la tentación y se lo probo. Cogió un espejo de entre las cajas y se miro. Era extraño verle una joya así, le quedaba demasiado grande para su pequeño cuello de niña. Pero igualmente no pudo dejar de mirarlo con adoración, como si fuera un ángel. Lo rozo maravillada con las puntas de los dedos, su tacto era frió y duro.
Estuvo mirándolo durante horas, hasta que la habitación se inundo en la oscuridad, y el estomago comenzó sonar, como si gritara. Se desabrocho la joya del cuello, y la dejo de nuevo en la pequeña bolsista de terciopelo. La volvió a meter en la caja, escondido debajo de las fotos. Salio de la sala, sin antes dedicar una mirada a la habitación.
Volvió día tras día. A la misma hora. Entraba a la habitación y la cerraba tras de sí. Sacaba la caja de su escondrijo y la abría, después buscaba la pequeña bolsa de terciopelo negro, desabrochaba el cierre y sacaba la joya. Se la ponía durante horas, y se miraba al espejo. También había días que miraba lo que contenían otras de las cajas, pero simplemente parecían recuerdos antiguos de otra época.
Una ocasión su hermano Alec, le llego a preguntar a que se dedicaba por las tardes que nunca la veía, pero ella simplemente respondía que no hacía nada con una sonrisa de niña buena. Su hermano no fue el único en preguntarse que hacía, pero ella simplemente les decía que jugaba por todos lados. Aquellas respuestas no parecían tranquilizar a sus padres, pero Isabelle tampoco daba ninguna pista para averiguar a que se dedicaba su hija.
Paso más de un año con aquellas escapadas. A poco a poco la joya ya no parecía tan grande en su cuello, incluso resaltaba su piel. Hasta que un día la descubrieron.
Al llegar la hora, Isabelle se escabullo entre los pasillos del instituto, vigilando que nadie la siguiera. Se deslizo como un felino, hasta su destino. Abrió la puerta y la cerro tras de sí.
-Isabelle-murmuro su padre, esto sobresalto a la muchacha, que se giro con lentitud.
Robert Lightwood, el padre de la niña, se encontraba plantado en medio de la sala, observando alguna de las cajas con desgana.
-Padre-murmuro asustada.
-Así que es aquí donde pasabas las tardes-dijo acercándose a su hija-Creo que tu madre y yo, te prohibimos entrar aquí, tanto a ti como a tu hermano.
Isabelle, avergonzada desvió la mirada. Pero su padre no dejo la reprimenda en ese momento.
-Pero me gustaría saber que es lo que te a tenido ocupada durante tanto tiempo-dijo Robert, mirando a Isabelle directamente a los ojos- Mírame.
La niña se resistió un poco a hacerlo, pero ante la insistencia de su padre le miro. Apenas dedico una mirada de unos segundos, hacía el rincón donde escondía la caja entre las otras, (la cambiaba de lado cada cierto tiempo) pero fue suficiente como para que Robert se diera cuenta. El hombre se giro hacía el rincón, y escondida entre todas las cajas. La saco con cuidado, y la abrió mientras se acercaba de nuevo a su hija.
-¿Qué es exactamente lo que mirabas aquí?-dijo, y acto seguido se la acerco.
Isabelle, con dedos temblorosos, metió la mano en la caja, aparto las fotos que escondían la bolsa de terciopelo y la saco. Su padre la atrapo de entre sus dedos.
Apoyo la caja en el suelo y abrió la pequeña bolsa. Saco la joya, que brillo entre sus dedos.
-Así que es esto lo que te tenía tan embelesada...-murmuro.
-Lo siento padre-dijo Isabelle.
-Pensaba que la había perdido-dijo Robert- esta joya a pasado por las mujeres Lightwood, se supone que fue regalado por un brujo a una de tus antepasadas.
Se la metió en el bolsillo, y le indico a su hija que saliera. Cerro la puerta tras de si, pero esta vez con llave. Aquella fue la ultima vez que Isabelle entro a aquella sala.
Isabelle abrió la puerta de su cuarto. Los pies le mataban. Dejo su látigo apoyado en la cama, mientras se quitaba sus ropas y se ponía más cómoda. Aquella noche había salido de caza con Jace y Alec, y ya casi estaba amaneciendo, estaba muy cansada y lo único que quería era acostarse un rato y descansar.
Después de tanto años le había vuelto a la mente aquella joya, su padre no se la había vuelto a nombrar, ni ella había preguntado. Incluso sus hermanos se habían extrañado de que estuviera tan perdida en sus pensamientos. Suspiro y se sentó en el tocador, entonces vio algo que no le cuadraba, una caja negra. No la había visto nunca. La abrió con lentitud y entonces lo vio. El rubí brillo con las primeras luces del amanecer, como una bola de discoteca. La cogió y no pudo resistir a probársela. Con ella se noto más adulta. Su tacto seguía siendo duro y frió.
En la caja había escrito una nota, y reconoció la caligrafía al instante, la de su padre.
"Ya era hora que la siguiente Lightwood la llevara"
Isabelle arrugo la nota entre sus dedos y la dejo sobre el tocador. Se acostó en la cama, y dejo que lo recuerdos de su niñez volviesen a su mente como un torrente. Antes de dormir, toco de nuevo la joya. Fría y dura. Como ella misma.
Si queréis más fanfics de Cazadores de Sombras, por favor pedirlo en comentarios.
Que no se os olvide comentar ;)
Isabelle lo observo emocionada, era una joya perfecta. No pudo resistir la tentación y se lo probo. Cogió un espejo de entre las cajas y se miro. Era extraño verle una joya así, le quedaba demasiado grande para su pequeño cuello de niña. Pero igualmente no pudo dejar de mirarlo con adoración, como si fuera un ángel. Lo rozo maravillada con las puntas de los dedos, su tacto era frió y duro.
Estuvo mirándolo durante horas, hasta que la habitación se inundo en la oscuridad, y el estomago comenzó sonar, como si gritara. Se desabrocho la joya del cuello, y la dejo de nuevo en la pequeña bolsista de terciopelo. La volvió a meter en la caja, escondido debajo de las fotos. Salio de la sala, sin antes dedicar una mirada a la habitación.
Volvió día tras día. A la misma hora. Entraba a la habitación y la cerraba tras de sí. Sacaba la caja de su escondrijo y la abría, después buscaba la pequeña bolsa de terciopelo negro, desabrochaba el cierre y sacaba la joya. Se la ponía durante horas, y se miraba al espejo. También había días que miraba lo que contenían otras de las cajas, pero simplemente parecían recuerdos antiguos de otra época.
Una ocasión su hermano Alec, le llego a preguntar a que se dedicaba por las tardes que nunca la veía, pero ella simplemente respondía que no hacía nada con una sonrisa de niña buena. Su hermano no fue el único en preguntarse que hacía, pero ella simplemente les decía que jugaba por todos lados. Aquellas respuestas no parecían tranquilizar a sus padres, pero Isabelle tampoco daba ninguna pista para averiguar a que se dedicaba su hija.
Paso más de un año con aquellas escapadas. A poco a poco la joya ya no parecía tan grande en su cuello, incluso resaltaba su piel. Hasta que un día la descubrieron.
Al llegar la hora, Isabelle se escabullo entre los pasillos del instituto, vigilando que nadie la siguiera. Se deslizo como un felino, hasta su destino. Abrió la puerta y la cerro tras de sí.
-Isabelle-murmuro su padre, esto sobresalto a la muchacha, que se giro con lentitud.
Robert Lightwood, el padre de la niña, se encontraba plantado en medio de la sala, observando alguna de las cajas con desgana.
-Padre-murmuro asustada.
-Así que es aquí donde pasabas las tardes-dijo acercándose a su hija-Creo que tu madre y yo, te prohibimos entrar aquí, tanto a ti como a tu hermano.
Isabelle, avergonzada desvió la mirada. Pero su padre no dejo la reprimenda en ese momento.
-Pero me gustaría saber que es lo que te a tenido ocupada durante tanto tiempo-dijo Robert, mirando a Isabelle directamente a los ojos- Mírame.
La niña se resistió un poco a hacerlo, pero ante la insistencia de su padre le miro. Apenas dedico una mirada de unos segundos, hacía el rincón donde escondía la caja entre las otras, (la cambiaba de lado cada cierto tiempo) pero fue suficiente como para que Robert se diera cuenta. El hombre se giro hacía el rincón, y escondida entre todas las cajas. La saco con cuidado, y la abrió mientras se acercaba de nuevo a su hija.
-¿Qué es exactamente lo que mirabas aquí?-dijo, y acto seguido se la acerco.
Isabelle, con dedos temblorosos, metió la mano en la caja, aparto las fotos que escondían la bolsa de terciopelo y la saco. Su padre la atrapo de entre sus dedos.
Apoyo la caja en el suelo y abrió la pequeña bolsa. Saco la joya, que brillo entre sus dedos.
-Así que es esto lo que te tenía tan embelesada...-murmuro.
-Lo siento padre-dijo Isabelle.
-Pensaba que la había perdido-dijo Robert- esta joya a pasado por las mujeres Lightwood, se supone que fue regalado por un brujo a una de tus antepasadas.
Se la metió en el bolsillo, y le indico a su hija que saliera. Cerro la puerta tras de si, pero esta vez con llave. Aquella fue la ultima vez que Isabelle entro a aquella sala.
Isabelle abrió la puerta de su cuarto. Los pies le mataban. Dejo su látigo apoyado en la cama, mientras se quitaba sus ropas y se ponía más cómoda. Aquella noche había salido de caza con Jace y Alec, y ya casi estaba amaneciendo, estaba muy cansada y lo único que quería era acostarse un rato y descansar.
Después de tanto años le había vuelto a la mente aquella joya, su padre no se la había vuelto a nombrar, ni ella había preguntado. Incluso sus hermanos se habían extrañado de que estuviera tan perdida en sus pensamientos. Suspiro y se sentó en el tocador, entonces vio algo que no le cuadraba, una caja negra. No la había visto nunca. La abrió con lentitud y entonces lo vio. El rubí brillo con las primeras luces del amanecer, como una bola de discoteca. La cogió y no pudo resistir a probársela. Con ella se noto más adulta. Su tacto seguía siendo duro y frió.
En la caja había escrito una nota, y reconoció la caligrafía al instante, la de su padre.
"Ya era hora que la siguiente Lightwood la llevara"
Isabelle arrugo la nota entre sus dedos y la dejo sobre el tocador. Se acostó en la cama, y dejo que lo recuerdos de su niñez volviesen a su mente como un torrente. Antes de dormir, toco de nuevo la joya. Fría y dura. Como ella misma.
Si queréis más fanfics de Cazadores de Sombras, por favor pedirlo en comentarios.
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jueves, 4 de julio de 2013
Mi primer vídeo.
He colgado mi primer vídeo en YouTube *-*, aunque no es una fiesta, es medianamente decente.
Sweet Moments and Sweet Girl. (Manga)
DATOS DE VENTA:
Sweet Moments and Sweet Girl. (Manga)Autora: Lidia Chan (Dibujante) y David Dark.(Guionista)
Editorial: Mundo Comic Novel. Celya Ediciones.
Precio: 5,95
ISBN: 978-8415359371
Genero: Shojo.
SINOPSIS:
Sweet Moments:
Narra la historia de dos personas que se conocen a través de FACEBOOK y se enamoran locamente: la única pega es que los separan 10.000 kilómetros... ¿Lograrán alcanzar su sueño de estar juntos físicamente?
Sweet Girl:
Christopher es un preadolescente de 13 años, que se enamora de una bonita mujer mientras hacía el camino de vuelta a casa. Su amor por ella crece tanto hasta el punto de enfermarse... ¿Logrará quedarse con la muer que robó su corazón?
RESEÑA:
Este manga lo encontré una mañana, casi llegando al medio día. Habíamos tenido que ir al medico y después mi madre había decidido pasarse pasarse por una papelería cerca de allí. No tenía muchas gamas de ir, pero no tuve más opción que entrar. En la papelería hacía mucho calor y fui la primera en salir, pero antes de hacerlo, gire la cabeza a la derecha. En una de las estanterías, entre un cómic de Demi Lovato y de Madonna, estaba un ejemplar de este manga *-*. Había oído hablar de el antes, pero no sabía que se había publicado. Así que suplique y mi madre me lo compro.
Apenas tarde el viaje de vuelta a casa en leerlo (10 minutos aproximadamente) es corto. Este manga me a gustado mucho *-* Para que nos aclaremos, se divide en dos historias, Sweet Moments and Sweet Girl. No tengo mi favorita entre estas dos, con cada una de ellas me une un vinculo especial. La primera, Sweet Moments, me e sentido identificada con ella, por ciertos motivos, como diría un amigo, "Amor a primera tecla" XD Narra una relación desde el principio al fin. Sweet Girl es una relación más, como el primer amor, entre un niño de trece y une mujer (de edad desconocida)
Los dibujos, están bastante bien, sobre todo en las chicas y cuando los personajes se ponen en forma chibi *-* son monismos. El dibujo de los chicos no me a llamado tanto la atención como en otras de sus obras, (Naruto Generations) realmente solo me gustan de verdad cuando son niños XD.
Se nota que los autores han puesto todo en esta obra *-* y el esfuerzo valió la pena, este manga fue ganador del concurso internacional de manga. La autora es de nacionalidad española, justamente de Alicante, vivimos muy cerquita *-*
PAGINAS WEB DE INTERÉS:
http://www.tiendamundocomicnobel.com/products/pre-order-muy-pronto-a-la-venta-sweet-moments-sweet-girl-ganadora-de-concurso-internacional-de-manga-/ (EDITORIAL)
http://lidia-chan.blogspot.com.es/ (BLOG DE LA AUTORA)
sábado, 29 de junio de 2013
El desierto sin arena
Esta historia también la escribí para el concurso de mi instituto, pero con un año de diferencia con las demás.
El desierto
sin arena
Mi nombre es Reza. Mi nombre es el mismo
que el del padre del Sha, el mismo hombre
que dio un golpe
de estado en
Irán sumiéndola en una dictadura.
En 1980, yo tenía apenas doce años, vivía
en uno
de los barrios
más pobres de la
ciudad de Teherán, me crie en la
mayor de las
pobrezas, cuantas noches
trabajando sin descanso,
para por la mañana
poder ir a la
escuela, apenas dormía. Ni si
quiera yo trabajando, el mayor de ocho hermano, apenas teníamos para llevarnos
a la boca. Mi padre, un islámico hasta los huesos, era un hombre muy estricto
con la religión, nos educo a todos nosotros como lo educaron a él, mi madre, la
recuerdo como una mujer tímida y sometida por completo a su marido.
¡Cuántas veces tuve que defender a mi pobre
madre, de los ataques de rabia!
Aun recuerdo la revolución islámica en
1979. Mi madre había conseguido enviarme a una escuela bilingüe -a escondidas
de mi severo padre- ese mismo año, separándome de mis compañeras, obligándolas
a ellas a llevar velo, pero a la que más eche de menos fue a mi querida
Pardisse, aquella muchacha de ojos verdes, algo raro entre los iranís. Me
sentía muy solo en la escuela sin ella, aunque a la salida, pasábamos las tardes
los dos juntos mirando el cielo, cuando debía dormir.
Una noche mientras mis hermanos dormían, yo
me preparaba para ir a trabajar a las fábricas, encontré a mi madre llorando en
el aseo, una furia me recorrió por dentro, pensaba que había vuelto a ser mi
padre, que la había golpeado de nuevo, me acerque a ella.
-¿Qué ocurre madre?- le pregunte.
Ella me sonrió, dulcemente.
-Nada tesoro- me dijo mientras se secaba
las lágrimas.
Días después, me entere que la policía
había prendido fuego a un cine, no socorrieron a las víctimas y aporrearon a
los que intentaban ayudar, los bomberos llegaron cuarenta minutos después.
Había cuatrocientos muertos, entre ellos la hermana pequeña de mi madre. Mi
padre no nos dejo ir al entierro, decía que se lo tenía merecido.
Cada día había manifestaciones, yo fui a
unas cuantas junto con mi madre, sin que mi padre se enterara. El ejército nos disparaba y nosotros le
tirábamos piedras, aunque con solo doce años, mi madre me había criado con una
mente abierta, al contrario de mi padre, que prefería no hacerme ni caso.
Hubo muchas manifestaciones, y a la vez
muertos pero todos buscábamos la
libertad, después de tantos años de dictadura. Aun recuerdo el fin del Sha como
si fuera ayer, era una de las pocas horas que podía ver la tele sin que mi
padre estuviera en medio molestándome.
-He comprendido vuestra revuelta- dijo el
Sha- todos juntos intentaremos avanzar hacia la democracia...
La cara de mi madre, se ilumino como el
sol. Cada día caían más de sus estatuas y más imágenes se quemaban. Recuerdo
como mi madre quemaba una vieja imagen del Sha en la chimenea, yo le acompañe
con vítores, la democracia era cercana. El día de su marcha, el país vivió la
fiesta más grande de su historia, incluso mi padre, lo celebro, era la primera
vez que mi padre y yo estábamos de acuerdo en algo.
Las escuelas volvieron abrir, y pude volver
a ir a clase con Pardisse, mi vida volvió a recobrar sentido de nuevo. A sus
padre no les hacía mucha gracia que se juntara conmigo, incluso le prohibieron
salir a la calle por la excusa de que iba muy mal en los estudios. Me sentí
como si me hubieran dado una patada en el estomago, porque sabía que era
mentira, Pardisse era la mejor estudiante de la clase. ¿Era porque vivía en un
lugar pobre y mi padre era un fanático religioso?
Seguramente tendrían mucho miedo de lo que
podía ocurrir a Pardisse si se casaba algún día conmigo, pero yo no era como mi
padre. Lo único que quería es que ella
fuera feliz, me daba igual que ella fuera persa. La única que conocía a
Pardisse era mi hermano pequeño, de tres años, a ella le encantaban los niños,
y yo solo quería hacerla feliz.
Días después, los prisioneros del régimen
fueron liberados, entre ellos mi tío, era el hermano pequeño de mi padre,
encarcelado por comunista hacia tres años. Mi padre jamás le mostró ningún
cariño, incluso le repudiaba. Mi
madre había estado enamorada de él hacía
varios años, antes de casarse.
Mi madre le acogió en su casa, cuando mi
padre llegó aquella noche, fue una de las peores palizas que recuerdo desde que
tengo memoria. Estuvo varios días en cama sin apenas poder moverse, cuando
consiguió levantarse, cojeo de un pie el
resto de su vida. Ebi, el hermano de mi padre, tuvo que salir de la casa por
petición mía. Aunque estuve en contacto con él.
La revolución política llegaba, las
elecciones llegaron, ganado la república islámica, aunque sabía que era
mentira. Mi madre sabía lo que podía ocurrir, después de aquello la gente
comenzó a irse del país, yo no sabía quién de mis familiares se habían ido,
estábamos completamente aislados, por culpa de mi padre.
Días después me entere de la muerte de mi
tío, mi madre lloró desconsolada durante mucho tiempo, mientras que mi padre la
ignoraba. En ese momento me di cuenta de que aun lo amaba, aunque jamás podrían
estar juntos. Fuimos a su funeral a escondidas, apenas éramos cinco personas,
teníamos miedo. La única persona en la me podía apoyar era en Pardisse, y en la
pobre de mi madre, que ya no parecía ser ella, si no un cuerpo sin vida. Los
que lo habían asesinado se hacían llamar a sí mismo la justicia divina. Teníamos miedo por si venían a por nosotros,
pero nuestro padre era uno de ellos y nunca nos molestaron, aunque me hervía la
sangre de solo pensarlo, no podía hacer nada, él era más grande y más fuerte
que yo
Solo era un crio de trece años, que era
demasiado despierto para mi edad. Incluso en algunas ocasiones pensé en
asesinarlo, pero sabía que lo necesitábamos para vivir, ya que mi madre no
podía apenas caminar, y yo no ganaba suficiente en la playa.
Lo único por lo que tenía ganas de vivir
era por Pardisse, sus ojos verdes eran como una luz en la noche, y con la que
podía hablar de de política tranquilamente, ya que con la pobre de mi madre no
podía hacerlo, parecía tener un cuerpo
pero sin alma. Muchas veces la oía murmurar cosas sin sentido pero todas ellas
tenían que ver con la misma persona.
-Mi querido Ebi- lo oí decir en una
ocasión.
Acababa
de volver del trabajo, eran las tantas de la mañana, dormía en el sofá
porque mi padre no la soportaba. Por su cara le caían lágrimas y ni si quiera
estaba despierta. Tenía el cuerpo lleno de moratones, mi padre procuraba en
golpearla en lugares donde no se viera fácilmente.
-Te hecho tanto de menos- dijo- Te quiero,
mucho Ebi.
Aquellas palabras me conmovieron profundamente, la acune entre mis brazos, yo
también llore, hasta que amaneció, aquel día no fui clase, la cuide durante
todo el día, hasta que volví a trabajar. Mientras estudiaba en la biblioteca,
bombardearon la ciudad de Teherán.
Me escondí debajo de la mesa como un
cobarde hasta que acabó, cuando deje de escucharlos, me di cuenta que mi
familia podía haber muerto. Salí corriendo hasta mi casa, el corazón me
palpitaba muy fuerte, sentía que me moría, cuando llegue a casa, estaba tal y
como la había dejado.
-Cariño ¿Estás bien?
Mi madre por fin había parecido recuperar
la consciencia, estaba en muy mal estado, estaba en los huesos, y tenía la cara
llena de ojeras. La abrace muy fuerte, por fin había despertado, aunque en muy
mal momento.
Tiempo después el gobierno comenzó a hacer
sus reformas, las mujeres estaban obligadas a llevar velo, para así evitar
violaciones, a los hombres se nos prohibida a llevar corbata, se le consideraba
signo occidental. Fui a varias manifestaciones, acompañado de Pardisse y de mi
madre. Cuando nos atacaron brutalmente, a mi madre le dieron en la cara con una
piedra, tuve que sacar a Pardisse corriendo de allí, no volví a ir una
manifestación, temía por mi madre.
La guerra comenzó, y como tal era penosa,
los supermercados empezaron quedarse sin lo más básico, yo perdí mi trabajo
tras la destrucción de la fábrica donde trabajaba, aunque me sentía feliz porque
ya no tendría que volver a trabajar, eso significaría que nos quedaríamos sin
dinero y que pasaría hambre, prefería tener la tripa vacía a que la tuvieran
mis hermanos. Menos mal que Pardisse me ayudaba mucho, normalmente comía en su
casa, aunque en contra de lo que sus padres opinaban.
Sabíamos que había que contraatacar,
habíamos de ir a por la capital Bagdad, pero para había que tener pilotos, pero
estaban en prisión tras el golpe de estado, el tío de Pardisse era piloto de
caza.
Recuerdo
un día, estaba en casa de Pardisse, estábamos viendo la tele, cuando la
programación se interrumpió, ninguno de los estábamos haciendo ningún caso a la
tele, cuando sonó en la tele el himno, había sido cambiado por el régimen
islámico, estábamos sorprendidos.
-Bienvenidos
al noticiario de las ocho. Ciento cuarenta aviones F-14 iraníes han bombardeado
Bagdad esta tarde.
Yo
y Pardisse saltamos de alegría. Pero la alegría no había durado mucho, unas
horas después nos enteramos de que habían aceptado bombardear Bagdad a cambio
de la difusión del himno, pero no fue la peor noticia, la mitad de los aviones
no habían regresado a sus bases, abrace a Pardisse mientras lloraba en mi hombro,
seguramente su tío hubiera muerto en aquel ataque.
Días
después me entere de la muerte de su tío, no se celebro nada, ni si quieran
pudieron recuperar su cuerpo. Pardisse estaba destrozaba lloraba mucho, incluso
falto a clase durante mucho días, yo lo único que podía hacer era abrazarla. Me
sentía un inútil.
Yo tenía quince años, cuando, un día en la
escuela, llegaron unos hombres extraños, eran del ejercito, nos dieron una
charla, nos hablaron del paraíso, que si teníamos la suerte de morir, en
combate, podríamos ir al paraíso, donde habían mujeres, comida en abundancia,
casas y diamantes. Yo no me lo creí, no tenía ganas de ir a la guerra por mi
país, pero mis compañeros no los eran. Habia dejado la escuela bilingüe hacía
un par de años, ahora iba a la escuela de mi barrio, éramos el barrio más pobre
de la ciudad. Les prometía algo que jamás habían tenido.
Mucho
de mis compañeros no les volví a ver, algunos de ellos murieron en el campo de
batalla otros se quedaron con heridas de por vida, sobre todo sicológicas.
Aquel
día, mientras volvía a casa, sentí que algo iba mal, era una sensación extraña
que sentía en el estomago, lo sentía muy pesado, como si me hubiera tomado
piedras. No ocurre nada me dije una y otra vez. Cuando me acerque a mi calle,
me di cuenta de que algo iba mal, estaba completamente acordonada, corrí
rápidamente.
-Dejadme
pasar – les grite a los guardias- vivo allí.
Me
dejaron pasar, pero ojala no lo hubieran hecho, el edificio donde vivía estaba
completamente en ruinas, mi mundo se desmorono. Corrí aun mas rápido, deje la
mochila tirada en la calle. Moví las piedras de lo que me quedaba de mi hogar,
las lágrimas salieron de mis ojos como una cascada, ahora sabía cómo se sentía
mi madre tras la pérdida de Ebi. Paso el tiempo, no sé cuánto, minutos segundos
horas, no lo recuerdo.
La
policía me saco allí arrastras, debían de encontrar los cadáveres de mi
familia. Salí de allí rápidamente, corrí por la ciudad tan rápido como pude,
solo me quedaba una persona, Pardisse. Su casa se encontraba al otro lado de
Teherán. Llegue a su edificio, estaba
tal y como lo habia dejado ayer.
Subí
por las escaleras rápidamente, el corazón me latía con fuerza. Le toque a la
puerta con nerviosismo. Fue ella misma la que me abrió, tenía los ojos
llorosos, seguramente se habia enterado de lo que había pasado y pensaba que yo
estaba muerto.
-Pardisse
yo…
Ella
me puso los dedos en mis labios, para hacerme callar. Se acerco a mí y me beso.
Fue un beso lento, pero lleno de cariño y de pasión, la abrace con fuerza, era lo
único que me quedaba y no quería que le pasara nada. La agarre por la cintura y
la acerque a ella. Nuestro beso me dejo extraño, era la primera vez nos
besábamos.
-Mis
padres me han comprometido- me dijo-me casare en dos meses, no nos podemos
volver a ver.
Salí
de allí corriendo ni si quiera me despedí de ella, había perdido todo lo quería
en un solo día, ahora no había nada que me mantuviera con vida, me sentía más
solo que nunca. Anduve por las calles de Teherán solo, retumbándome en la
cabeza las palabras de Pardisse.
No
me lo pensé dos veces. Ya no tenía ningún motivo para vivir, solo tenía quince
años. Ese mismo día, me uní al ejercito, me dieron una llave de plástico como
le habían entregada a mis compañeros de escuela, pues para mi tenía significado
distintos. Me sentía como un desierto sin arena, me subieron a un autobús junto
con los demás apoyos, todos ellos estaban ilusionados, yo me mantenía
impasible.
Llegamos
al campo de batalla, nos pusieron a cantar como idiotas, los demás entraron en
trance, yo los ignore, solo quería morir haciendo algo importante. Nos lanzaron
a un campo de batalla como perros, las bombas nos caían por todos lados, pero
ya no me importaba. Los ojos se me nublaron, sentí como una bomba caía unos
metros alrededor mío, después no recuerdo nada.
Me
desperté días después en un hospital de campaña, me sentía extraño, me dolía
mucho todo el cuerpo, me incorpore lentamente, tenía un vendaje que me rodeaba
el pecho, no recordaba nada de lo que había pasado. Me di cuenta que me faltaba
algo, mi pierna izquierda había desaparecido ya no me quedaba nada. Días
después descubrí que me habían disparado en el pecho, pasando unos milímetros del corazón
Después
de aquello me quede en aquella tienda de campaña ayudando a los médicos, sobre todo
retiraba los cuerpo. Llevaba un palo de escoba como pierna. Vi a pasar amucho
jóvenes por aquellas camas, casi todos murieron convirtiéndose en mártires.
Cuando
acabo la guerra yo tenía veinte años, pero ya me sentía cansado de vivir, la
guerra había dado sentido a mi vida, y había quedado sin nada porque vivir otra
vez. Me traslades a la casa de mis abuelo, los padres de mi madre, aunque no
los había conocido nunca me trataron muy bien. Una noche mientras dormían, yo
veía la tele, por miedo a las pesadillas, cuando tocaron a la puerta. Moví mi
silla de ruedas hasta la puerta y allí apareció Pardisse, parecía más mayor que
la edad que tenía. Aunque le tenía mucho rencor, nos abrazamos.
-Solo
quiero estar contigo…- me susurro al oído- escapemos a otro lugar.
Me
conto que sus padre habían muerto, pero igualmente se caso con su prometido,
era un islámico fanático como mi padre, le había pegado alguna vez, por no
quedarse embarazada, aunque ella lo había evitado. Aquella noche se había
escapado de su casa. Ese mismo día escapamos del país entre un rebaño de
ovejas.
Nos
instalamos en Francia, junto con familia que había emigrado allí durante la
guerra. Tantos años han pasado y aun no he vuelto a mi país. Pardisse y yo
hemos tenido tres hijos, aun echo de menos a mi dulce madre, y mis siete
hermanos, pero al único que no echo de menos es a mi padre. No he derramado ni
una sola lagrima por el…
Biografía de uno de los Animales más odiados de la historia
Este relato lo escribí cuando era más joven, ara unos dos años. Lo presente al concurso del instituto, y gane el segundo puesto.
Biografía
de uno de los
Animales
más odiados de la historia
Siguió el camino
con cuidado de no toparse con ningún animal no deseado , se estaba poniendo ya oscuro, sus padres la esperaban en el claro del bosque para acampar.
Le había dicho que no se alejaría mucho, aunque fue lo primero que desobedeció
en el mismo instante que entró en el bosque, que ya no le parecía tan interesante que antes, desde que se había empezado oscurecer y se había puesto todo tan negro que ya no veía
nada, se tropezaba cada dos por
tres con cualquier cosa o se ponía a
gritar por estupideces como cuando oía a un búho
o algo moverse entre los arbustos.
Volvió a tropezar
con una raíz que se retorcía sobre sí misma, se
hizo daño en
la rodilla que empezó a sangrar
al instante, se mareo por culpa de la sangre que le caía por la pierna lentamente, haciendo que se asustara a un más, pensó
que enseguida aparecerían animales para comérsela o chuparle la sangre, era una
niña que le tenía miedo a
todo desde que había visto la peli
de miedo con su prima la noche anterior. Se acurrucó
sobre si misma
apoyada en un árbol de
gran tamaño, apoyó su
mano en la tierra, para poder
notar lo fría
que estaba la
tierra de aquel tenebroso
bosque, pero en
vez de eso notó un
tacto liso y no tan frio, cogió
aquel extraño objeto para
verlo con más
claridad, era un pequeño objeto con
forma ovalada y de color blanco, entonces se dio cuenta de que era un pequeño huevo, seguramente
de un
diminuto pájaro, no se lo pensó dos veces y
se lo metió en el bolsillo, feliz de haber encontrado por fin
una nueva mascota desde la muerte de su hámster. Se levanto
con cautela y siguió el
camino con cuidado al no ver nada. Solo
se podía distinguir la luz de las estrellas.
Por fin, al
rato de haber empezado la caminata de nuevo, perdió
ya la esperanza, cuando por
fin consiguió distinguir voces que gritaban su nombre, eran las de sus padres y hermana. Feliz, siguió las voces y
consiguió llegar al campamento.
Ya habían recogido las cosas y
se disponían a irse ya, su hermana mayor, una adolescente alocada, ya estaba subida al coche y
la miraba enfurecida, estaría cabreada porque tenían que haberla esperado, y como ella odiaba el bosque pasar
un momento más allí se
ponía de los nervios, sin móvil, internet ni tiendas
de ropa en cien kilómetros a la redonda se volvía
insoportable. Subió al coche con rapidez mientras sus padres le regañaban por haberse alejado más de la cuenta.
-
Te dijimos
que no te alejaras- le repetía su madre enfurecida.
Su hija pequeña les mostro el huevo que había encontrado en el bosque con alegría, mientras volvían a casa de su abuela donde pasaban las vacaciones.
-
¿Me lo puedo
quedar?- le insistía su hija
con impaciencia.
Los padres asintieron con la cabeza y no le dieron mucha más importancia, la chiquilla grito de alegría, pero su
hermana la hizo
callar al momento, porque parecía que había cogido cobertura por el móvil y
tenía que llamar a su amiga para
decirle que había conocido a un chico muy
guapo en el pueblo.
La niña cuido del huevo
con esmero, pensando que de él saldría un loro
del que le enseñaría a insultar a su hermana mayor. Todos los
días lo limpiaba y le hacia un nido
nuevo, para que creciera.
Por fin llego el gran
día del nacimiento del huevo del que
tanto había cuidado la chiquilla. Hasta su propia hermana mostro interés por el nacimiento del polluelo, que normalmente
a los temas familiares
se mostraba bastante indiferente. Toda la
familia se reunió
en torno a
la mesa cuando la cascara del huevo empezó a romperse, todos estaban ilusionados pensando qué clase
de animal seria, pero se espantaron al ver que del
huevo no nacía un pequeño polluelo, si no una pequeña serpiente muy minúscula de color verde. Todos
gritaron de puro
terror.
-
Yo no pienso vivir bajo el mismo techo que eso- grito
su hermana asustada.
-
Pero qué asco- grito
la madre de la chiquilla- saca eso de aquí que nos
va a morder y tendremos que ir al hospital.
Hasta la misma
niña gritaba de puro
terror, el padre, que
parecía el que menos miedo tenía de aquel animalito, recién nacido, que sacaba su pequeña lengua, lo lanzo por la ventana con cara de
asco y le replico a la niña que no volviera a recoger ningún animal por
la calle ni el bosque. Menos mal que estaba en una casa de
una sola planta, porque si no aquel animal habría quedado aplastado. La serpiente asoma su cabeza por encima del nido y salió para enfrentarse al mundo que le esperaba lleno de sufrimiento.
La pequeña serpiente paso los primeros días de
su vida cerca de aquella casa, aunque
si hubiera sido humano hubiera huido de allí
despavorido, pero aquella serpiente no la guiaba el miedo si no el instinto
de supervivencia, que le hizo cazar algún ratoncillo perdido o desorientado.
A los
pocos días, él instinto le hizo
abandonara aquel lugar, se dirigió hacia la zona
central del pueblo, avanzando por el calor que le daba el
arcén de la carretera. Por el camino se topo
con los cuerpos de otras serpientes, pero los rodeo o
paso por encima con indiferencia, es un animal irracional que actúa por instinto, no tiene sentimientos tampoco los necesita, les hace blandos y no necesitan ser así para cazar y
defenderse de sus depredadores.
Por fin
consiguió llegar hasta la parte central de aquel pueblo, seguía el
color que le daba la
carretera. Por mala suerte topo con un grupo de chicos y chicas que iban medio borrachos.
Cuando se toparon con la serpiente, alguno de ellos gritaron de susto, uno
del grupo, el
que se creía
el más valiente, cogió al
animal de la cola, que intento huir con desesperación, pero el
chico la zarandeaba, enseñándosela a los más asustadizos
del grupo, que
gritaban de puro
terror. Cuando el
chico se hubo
quedado quieto después
de cansarse de asustar
a sus compañeros,
la serpiente, con sus
últimas fuerzas, se revolvió y le mordió el
dedo, el chico
grito de dolor y
soltó a la serpiente, que cayó al
suelo.
-
Mira como
se ha puesto gritar- dijo una de las chicas- parece una nena.
Esas palabras,
al chico le
hicieron mucho daño
en el orgullo,
que quiso vengarse de la serpiente, por haberle mordido, pero la
pequeña serpiente actuaba por su instinto de supervivencia, pero al
chico le daba
igual, había herido su orgullo y eso era lo
más importante para él.
Busco de nuevo a
la serpiente, la hallo escondida en los matorrales de al lado de
la carretera. La volvió agarrar por la
cola con más
desprecio y la metió en una botella de whisky que había robado a su padre para que él sus amigos se divirtieran. Después empezaron a zarandearla como si
de una maraca se tratase, también
le echaron una colilla y un cigarro encendido para que la serpiente pagara por haberle mordido. Al rato,
cuando el chico
que la llevaba, estaba tan borracho, que se tropezó y dejó caer la
botella volviendo a levantarse y dejándola ya olvidada.
A la mañana siguiente, la botella
de whisky se
había quedado plantada, dejando encerada a la pobre serpiente que lucho
desesperada por escapar de allí, hasta
que le consumieron
las fuerzas,
y se enrollo
sobre sí misma.
En ese momento pasaron un grupo de
niños, vieron la
botella y la cogieron para ver que
tenía dentro, al ver la serpiente,
los niños cogieron
la botella, la taparon y se la llevaron consigo.
Al llegar
al parque, un pequeño
terreno sin matojos, con cuatro
bancos para los ancianos
se sentaran para disfrutar del día y unos cuantos arboles para dar sombra. Los críos
cogieron un tapón que había tirado en el suelo, taparon
la botella de whisky y empezaron a jugar
con ella al
futbol, mientras que la serpiente seguía dentro, guiada por
su instinto intento escapar, aunque eso no le sirvió de nada, porque
no había salida
por donde escapar de aquel infierno al que se veía
sometida.
Los críos se cansaron enseguida de aquella botella, que dentro de ella
había una serpiente que seguramente estaría a punto
de morir por culpa de pequeños chiquillos que la única forma de divertirse era haciendo
daño a un pequeño animalito que no había hecho
nada a nadie, solo
defenderse de lo que ella consideraba peligroso, siguiendo su instinto.
Al aburrirse de jugar
al fútbol con la botella, empezaron a pasársela
jugando a quien
la tirara al
suelo perdería, pero no
se daban cuenta
de quien más
perdería por aquel
juego de críos seria
la serpiente.
Dejaron la botella
abandonada en el parque cuando
sus madres los
llamaron a comer,
sin remordimiento, continuaron el día como si
nada, vacilando de lo que habían hecho
con la pobre
serpiente, sus amigos sentían celos de
ellos como si
lo que hubiera
sido algo que
solo lo podían
hacer unos pocos,
pero en algo
sí que
tenían razón, solo unos pocos tienen poca cabeza para hacer
eso con un animal indefenso
que les había
hecho ningún mal a nadie, solo
intentar sobrevivir.
Paso la tarde
y nadie que
paso por el parque se percató de que la botella tenía una serpiente, solo un
frasco que algún
borracho habría dejado
olvidada la noche anterior, a todo el mundo le parecía una guarrada, pero nadie la recogió del suelo y
se digno a
tirarla a la basura que
es donde debería
estar en verde tirada en el suelo. Una mujer que pasaba por allí después
de haber ido a la tienda a comprar algo para la
cena de esa noche. Al ver la botella tirada por
el suelo, la cogió y
fue a tirarla
a la basura,
cuando se percato de que había un animalillo metida en
él, la mujer no se asusto, si no que sintió compasión por aquel animalillo.
-
Pobrecito - murmuro la mujer al
ver que aquel
animal aun seguía
vivo - te soltare y espero
que no te vuelvas a encontrar
con ningún humano desagradecido.
La mujer llevo a
la serpiente a un bancal cercano
al parque pero
lo suficientemente lejos para que
ningún crio la
encontrara y volviera
a molestarla.
-
Espero que
ningún humano te
moleste - le dijo,
cuando habría la
botella.
La serpiente
escapo con desesperación
siguiendo su instinto
de supervivencia que le decía que escapara
de allí. La mujer
siguió su camino tirando la botella a una basura cercana. La serpiente se escondió y espero al ver que no había peligro, para salir
y buscar algún animalillo, cazarlo y saciar su hambre, volvió a
la carretera arriesgándose a que la volvieran a utilizar para divertirse,
vio como algo se
movía al otro
lado de la carretera y se dispuso a atravesarla como si
no supiese el peligro que corría
al hacerlo, cuando estuvo
a punto de atravesar la carretera un coche
paso y la arrollo, matándola cuando no
lo había hecho
las torturas de los chicos. Al menos el coche le había dado una muerte limpia sin torturas, que le habrían hecho morir por pura diversión de sus torturadores.
Cada
uno de los
que maltrato a la
serpiente, tuvo su
gran final, antes
o después. La
niña que había
cuidado el huevo,
creció tranquilamente, se
caso con un
rico empresario, de
gran fama mundial.
Le encantaba ir
a galas benéficas
para la defensa
de los animales.
Aunque después poseía
una de las
colecciones más selectas
de pieles del mundo.
Mientras se hacía
la pedicura, en
un salón de
belleza de mala
muerte, se hizo
un pequeño corte.
Esa misma noche
se quedo en
coma durante el
resto de su
vida.
El
grupo de chicos
y chicas, que
la habían metido
en la botella
de whisky. Crecieron
viviendo la vida
al máximo, sin
pensar en el
futuro, de discoteca
en discoteca, bailando
sin descanso. Hasta
que un día,
mientras que volvían
a casa, se
les cruzo un
conejo, el conductor
intento esquivarlo, pero
iba tan ebrio,
que choco contra
un árbol, varios
de ellos murieron
en el impacto.
Los
niños que habían
jugado al futbol, le
ocurrió la desgracia
justo una semana
después. Se dirigían
a la que
llamaban “La casa de la loca” Era
una mujer que
tenía muchos animales
y recogí a los que
podía, normalmente los
que abandonaban. Se
acercaron a la
valla de la
casa y empezaron
a apedrear a
los perros. Ya
lo habían hecho varías
veces, y se
habían divertido mucho.
Pero aquella vez
fue diferente, la
mujer se había
dejado la puerta
abierta y los
perros salieron enfurecidos,
atacando a los
críos. Intentaron huir
pero los perros
les dieron caza
uno por uno.
Fin
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