Este relato lo escribí cuando era más joven, ara unos dos años. Lo presente al concurso del instituto, y gane el segundo puesto.
Biografía
de uno de los
Animales
más odiados de la historia
Siguió el camino
con cuidado de no toparse con ningún animal no deseado , se estaba poniendo ya oscuro, sus padres la esperaban en el claro del bosque para acampar.
Le había dicho que no se alejaría mucho, aunque fue lo primero que desobedeció
en el mismo instante que entró en el bosque, que ya no le parecía tan interesante que antes, desde que se había empezado oscurecer y se había puesto todo tan negro que ya no veía
nada, se tropezaba cada dos por
tres con cualquier cosa o se ponía a
gritar por estupideces como cuando oía a un búho
o algo moverse entre los arbustos.
Volvió a tropezar
con una raíz que se retorcía sobre sí misma, se
hizo daño en
la rodilla que empezó a sangrar
al instante, se mareo por culpa de la sangre que le caía por la pierna lentamente, haciendo que se asustara a un más, pensó
que enseguida aparecerían animales para comérsela o chuparle la sangre, era una
niña que le tenía miedo a
todo desde que había visto la peli
de miedo con su prima la noche anterior. Se acurrucó
sobre si misma
apoyada en un árbol de
gran tamaño, apoyó su
mano en la tierra, para poder
notar lo fría
que estaba la
tierra de aquel tenebroso
bosque, pero en
vez de eso notó un
tacto liso y no tan frio, cogió
aquel extraño objeto para
verlo con más
claridad, era un pequeño objeto con
forma ovalada y de color blanco, entonces se dio cuenta de que era un pequeño huevo, seguramente
de un
diminuto pájaro, no se lo pensó dos veces y
se lo metió en el bolsillo, feliz de haber encontrado por fin
una nueva mascota desde la muerte de su hámster. Se levanto
con cautela y siguió el
camino con cuidado al no ver nada. Solo
se podía distinguir la luz de las estrellas.
Por fin, al
rato de haber empezado la caminata de nuevo, perdió
ya la esperanza, cuando por
fin consiguió distinguir voces que gritaban su nombre, eran las de sus padres y hermana. Feliz, siguió las voces y
consiguió llegar al campamento.
Ya habían recogido las cosas y
se disponían a irse ya, su hermana mayor, una adolescente alocada, ya estaba subida al coche y
la miraba enfurecida, estaría cabreada porque tenían que haberla esperado, y como ella odiaba el bosque pasar
un momento más allí se
ponía de los nervios, sin móvil, internet ni tiendas
de ropa en cien kilómetros a la redonda se volvía
insoportable. Subió al coche con rapidez mientras sus padres le regañaban por haberse alejado más de la cuenta.
-
Te dijimos
que no te alejaras- le repetía su madre enfurecida.
Su hija pequeña les mostro el huevo que había encontrado en el bosque con alegría, mientras volvían a casa de su abuela donde pasaban las vacaciones.
-
¿Me lo puedo
quedar?- le insistía su hija
con impaciencia.
Los padres asintieron con la cabeza y no le dieron mucha más importancia, la chiquilla grito de alegría, pero su
hermana la hizo
callar al momento, porque parecía que había cogido cobertura por el móvil y
tenía que llamar a su amiga para
decirle que había conocido a un chico muy
guapo en el pueblo.
La niña cuido del huevo
con esmero, pensando que de él saldría un loro
del que le enseñaría a insultar a su hermana mayor. Todos los
días lo limpiaba y le hacia un nido
nuevo, para que creciera.
Por fin llego el gran
día del nacimiento del huevo del que
tanto había cuidado la chiquilla. Hasta su propia hermana mostro interés por el nacimiento del polluelo, que normalmente
a los temas familiares
se mostraba bastante indiferente. Toda la
familia se reunió
en torno a
la mesa cuando la cascara del huevo empezó a romperse, todos estaban ilusionados pensando qué clase
de animal seria, pero se espantaron al ver que del
huevo no nacía un pequeño polluelo, si no una pequeña serpiente muy minúscula de color verde. Todos
gritaron de puro
terror.
-
Yo no pienso vivir bajo el mismo techo que eso- grito
su hermana asustada.
-
Pero qué asco- grito
la madre de la chiquilla- saca eso de aquí que nos
va a morder y tendremos que ir al hospital.
Hasta la misma
niña gritaba de puro
terror, el padre, que
parecía el que menos miedo tenía de aquel animalito, recién nacido, que sacaba su pequeña lengua, lo lanzo por la ventana con cara de
asco y le replico a la niña que no volviera a recoger ningún animal por
la calle ni el bosque. Menos mal que estaba en una casa de
una sola planta, porque si no aquel animal habría quedado aplastado. La serpiente asoma su cabeza por encima del nido y salió para enfrentarse al mundo que le esperaba lleno de sufrimiento.
La pequeña serpiente paso los primeros días de
su vida cerca de aquella casa, aunque
si hubiera sido humano hubiera huido de allí
despavorido, pero aquella serpiente no la guiaba el miedo si no el instinto
de supervivencia, que le hizo cazar algún ratoncillo perdido o desorientado.
A los
pocos días, él instinto le hizo
abandonara aquel lugar, se dirigió hacia la zona
central del pueblo, avanzando por el calor que le daba el
arcén de la carretera. Por el camino se topo
con los cuerpos de otras serpientes, pero los rodeo o
paso por encima con indiferencia, es un animal irracional que actúa por instinto, no tiene sentimientos tampoco los necesita, les hace blandos y no necesitan ser así para cazar y
defenderse de sus depredadores.
Por fin
consiguió llegar hasta la parte central de aquel pueblo, seguía el
color que le daba la
carretera. Por mala suerte topo con un grupo de chicos y chicas que iban medio borrachos.
Cuando se toparon con la serpiente, alguno de ellos gritaron de susto, uno
del grupo, el
que se creía
el más valiente, cogió al
animal de la cola, que intento huir con desesperación, pero el
chico la zarandeaba, enseñándosela a los más asustadizos
del grupo, que
gritaban de puro
terror. Cuando el
chico se hubo
quedado quieto después
de cansarse de asustar
a sus compañeros,
la serpiente, con sus
últimas fuerzas, se revolvió y le mordió el
dedo, el chico
grito de dolor y
soltó a la serpiente, que cayó al
suelo.
-
Mira como
se ha puesto gritar- dijo una de las chicas- parece una nena.
Esas palabras,
al chico le
hicieron mucho daño
en el orgullo,
que quiso vengarse de la serpiente, por haberle mordido, pero la
pequeña serpiente actuaba por su instinto de supervivencia, pero al
chico le daba
igual, había herido su orgullo y eso era lo
más importante para él.
Busco de nuevo a
la serpiente, la hallo escondida en los matorrales de al lado de
la carretera. La volvió agarrar por la
cola con más
desprecio y la metió en una botella de whisky que había robado a su padre para que él sus amigos se divirtieran. Después empezaron a zarandearla como si
de una maraca se tratase, también
le echaron una colilla y un cigarro encendido para que la serpiente pagara por haberle mordido. Al rato,
cuando el chico
que la llevaba, estaba tan borracho, que se tropezó y dejó caer la
botella volviendo a levantarse y dejándola ya olvidada.
A la mañana siguiente, la botella
de whisky se
había quedado plantada, dejando encerada a la pobre serpiente que lucho
desesperada por escapar de allí, hasta
que le consumieron
las fuerzas,
y se enrollo
sobre sí misma.
En ese momento pasaron un grupo de
niños, vieron la
botella y la cogieron para ver que
tenía dentro, al ver la serpiente,
los niños cogieron
la botella, la taparon y se la llevaron consigo.
Al llegar
al parque, un pequeño
terreno sin matojos, con cuatro
bancos para los ancianos
se sentaran para disfrutar del día y unos cuantos arboles para dar sombra. Los críos
cogieron un tapón que había tirado en el suelo, taparon
la botella de whisky y empezaron a jugar
con ella al
futbol, mientras que la serpiente seguía dentro, guiada por
su instinto intento escapar, aunque eso no le sirvió de nada, porque
no había salida
por donde escapar de aquel infierno al que se veía
sometida.
Los críos se cansaron enseguida de aquella botella, que dentro de ella
había una serpiente que seguramente estaría a punto
de morir por culpa de pequeños chiquillos que la única forma de divertirse era haciendo
daño a un pequeño animalito que no había hecho
nada a nadie, solo
defenderse de lo que ella consideraba peligroso, siguiendo su instinto.
Al aburrirse de jugar
al fútbol con la botella, empezaron a pasársela
jugando a quien
la tirara al
suelo perdería, pero no
se daban cuenta
de quien más
perdería por aquel
juego de críos seria
la serpiente.
Dejaron la botella
abandonada en el parque cuando
sus madres los
llamaron a comer,
sin remordimiento, continuaron el día como si
nada, vacilando de lo que habían hecho
con la pobre
serpiente, sus amigos sentían celos de
ellos como si
lo que hubiera
sido algo que
solo lo podían
hacer unos pocos,
pero en algo
sí que
tenían razón, solo unos pocos tienen poca cabeza para hacer
eso con un animal indefenso
que les había
hecho ningún mal a nadie, solo
intentar sobrevivir.
Paso la tarde
y nadie que
paso por el parque se percató de que la botella tenía una serpiente, solo un
frasco que algún
borracho habría dejado
olvidada la noche anterior, a todo el mundo le parecía una guarrada, pero nadie la recogió del suelo y
se digno a
tirarla a la basura que
es donde debería
estar en verde tirada en el suelo. Una mujer que pasaba por allí después
de haber ido a la tienda a comprar algo para la
cena de esa noche. Al ver la botella tirada por
el suelo, la cogió y
fue a tirarla
a la basura,
cuando se percato de que había un animalillo metida en
él, la mujer no se asusto, si no que sintió compasión por aquel animalillo.
-
Pobrecito - murmuro la mujer al
ver que aquel
animal aun seguía
vivo - te soltare y espero
que no te vuelvas a encontrar
con ningún humano desagradecido.
La mujer llevo a
la serpiente a un bancal cercano
al parque pero
lo suficientemente lejos para que
ningún crio la
encontrara y volviera
a molestarla.
-
Espero que
ningún humano te
moleste - le dijo,
cuando habría la
botella.
La serpiente
escapo con desesperación
siguiendo su instinto
de supervivencia que le decía que escapara
de allí. La mujer
siguió su camino tirando la botella a una basura cercana. La serpiente se escondió y espero al ver que no había peligro, para salir
y buscar algún animalillo, cazarlo y saciar su hambre, volvió a
la carretera arriesgándose a que la volvieran a utilizar para divertirse,
vio como algo se
movía al otro
lado de la carretera y se dispuso a atravesarla como si
no supiese el peligro que corría
al hacerlo, cuando estuvo
a punto de atravesar la carretera un coche
paso y la arrollo, matándola cuando no
lo había hecho
las torturas de los chicos. Al menos el coche le había dado una muerte limpia sin torturas, que le habrían hecho morir por pura diversión de sus torturadores.
Cada
uno de los
que maltrato a la
serpiente, tuvo su
gran final, antes
o después. La
niña que había
cuidado el huevo,
creció tranquilamente, se
caso con un
rico empresario, de
gran fama mundial.
Le encantaba ir
a galas benéficas
para la defensa
de los animales.
Aunque después poseía
una de las
colecciones más selectas
de pieles del mundo.
Mientras se hacía
la pedicura, en
un salón de
belleza de mala
muerte, se hizo
un pequeño corte.
Esa misma noche
se quedo en
coma durante el
resto de su
vida.
El
grupo de chicos
y chicas, que
la habían metido
en la botella
de whisky. Crecieron
viviendo la vida
al máximo, sin
pensar en el
futuro, de discoteca
en discoteca, bailando
sin descanso. Hasta
que un día,
mientras que volvían
a casa, se
les cruzo un
conejo, el conductor
intento esquivarlo, pero
iba tan ebrio,
que choco contra
un árbol, varios
de ellos murieron
en el impacto.
Los
niños que habían
jugado al futbol, le
ocurrió la desgracia
justo una semana
después. Se dirigían
a la que
llamaban “La casa de la loca” Era
una mujer que
tenía muchos animales
y recogí a los que
podía, normalmente los
que abandonaban. Se
acercaron a la
valla de la
casa y empezaron
a apedrear a
los perros. Ya
lo habían hecho varías
veces, y se
habían divertido mucho.
Pero aquella vez
fue diferente, la
mujer se había
dejado la puerta
abierta y los
perros salieron enfurecidos,
atacando a los
críos. Intentaron huir
pero los perros
les dieron caza
uno por uno.
Fin
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