sábado, 29 de septiembre de 2012

Memorias de Idhun IV Profecías. Capitulo 7


Capitulo 7: <<No pienso amargarme el día por eso, tengo planes ¿Sabes?- dijo el chico mientras se incorporaba- que tu no tengas vida social no es mi culpa.>>


Eva se acostó en la cama, estaba muy cansada, aquel báculo le había dejado agotada, pero no era lo único. Era al medio día, ni si quiera había comido, se encontraba muy exhausta, Erik actuaba como si no ocurriera nada, le había dado dos besos a Victoria como si nada, y se había ido a comer, la muchacha le miro sorprendida, se tapo con la manta hasta la cabeza, tenía mucho miedo de salir de casa. Cerró los ojos y se quedo dormida.

Despertó horas después, tenía mucho calor con aquellas malditas mantas en pleno mayo. Miro el despertador, era la una de la mañana, se levanto de la cama, a un lado, se encontraba la funda del báculo y la espada de color azul, se encontraba más segura con ellos cerca. Se levanto de la cama, aun llevaba la el uniforme de la escuela. Salió al pasillo, y fue directa a la habitación de Erik, necesitaba hablar con el idiota de su hermano, tenía que aclarar sus ideas, y el único con el que podía contar era con el.
Abrió la puerta lentamente, la habitación de Erik era muy parecida a la suya, tenía una cama con una funda de color naranja, un escritorio al lado y un armario. La cama estaba muy bien hecha, Erik se había ido. Salió de la habitación corriendo intentando hacer el mínimo ruido posible, bajo las escaleras y fue al comedor, muchas veces se quedaba durmiendo mientras veía la tele y Jack prefería dejarlo allí, abrió la puerta del comedor, pero no había nadie. Cerró la puerta lentamente y fue directa al estudio de Jack, allí se encontraba el único ordenador de la casa con internet. Abrió lentamente la puerta y entro con sigilo. El estudio de Jack, era una sala grande, tenía varios estantes repletos de libros sobre medicina, allí es donde escribía Victoria sus historias, en el centro había un escritorio antiguo que había adquirido años atrás en una tienda de antigüedades, una de las paredes estaba completamente acristalada.
Se sentó con rapidez en el escritorio y encendió el ordenador, se mordió las uñas muy nerviosa, aquello le daba muy mala espina. Se conecto rápidamente a internet y entro en tuenti, aunque ella no tuviera una cuenta, sabía la contraseña de su hermano perfectamente, metió se email y su contraseña mientras le temblaban las manos con fuerza, enseguida la pagina de inicio apareció en la pantalla de su ordenador. Dirigió el ratón hacía el perfil, mientras las manos le temblaban con fuerza.
Solo pienso en esta noche, tú y yo juntos
Eva maldijo por lo bajo, subió rápidamente por las escaleras a su habitación. Se quito el uniforme escolar rápidamente, y se puso unos vaqueros, con una camiseta de manga corta blanca, encima una chaqueta marrón, con unas botas del mismo color que la chaqueta. Se colgó el báculo y la espada de color azul en la espalda, la espada de fuego le quemaba la mano así que seria mejor no llevársela, si llegaba el momento Erik cogería el báculo y ella utilizaría la espada de hielo.
No sabía por donde empezar a buscar. Le vino una idea a la cabeza, cerró los ojos, y comenzó a llamar a Alma. Sintió como Alma la llenaba por dentro, sacándola de allí, llevándola con ella. Cuando abrió los ojos se encontraba en la biblioteca de Limbadh, acerco la mano a la ranura que había en medio de la mesa.
-Por favor alma te lo rugo- dijo la muchacha- llévame hasta Erik este donde este.

Tenía una ligera idea de con quien había quedado, con su novia Ashley, una chica de origen estado unidense, la típica rubia de bote, con piel bronceada, sus ojos eran azules gracias a las lentillas de color que utilizaba. Cuando volvió abrir los ojos se encontraba en medio de un callejón, la única luz que tenía era la de una farola semi rota, se encontraba en la salida de una de las discotecas de moda de Madrid. El sitio perfecto donde iría Erik con Ashley. Al fondo pudo ver a dos adolescentes montándoselo encima de un altavoz roto, la chica gimió mientras el muchacho le besaba el cuello.
Pudo reconocer perfectamente a Erik encima de Ashley, un asco tremendo le entro por dentro, tenía ganas de vomitar, se acercó lentamente a ellos para que no les pudiesen escuchar, le toco levemente el hombro, el muchacho se dio la vuelta, sorprendido, Eva le pego un puñetazo con todas sus fuerzas. El muchacho cayo hacía atrás, mientras le sangraba la nariz.
-Pero que haces aquí…- dijo Erik.
-¡Eres un idiota!- le grito Eva- Después de lo que nos a pasado esta mañana sales como si nada.
-No pienso amargarme el día por eso, tengo planes ¿Sabes?- dijo el chico mientras se incorporaba- que tu no tengas vida social no es mi culpa.
Sus palabras le llegaron hasta lo más profundo de su corazón, su hermano era la persona en la que mas confiaba, y ahora la había tratado como basura. Se mordió el labio inferior para no llorar y salió corriendo de allí. Pudo escuchar como volvían a enrollarse otra vez como si nada hubiera pasado. Las lágrimas florecieron de sus ojos como un riachuelo, había sido una idiota al pensar que su hermano podría estar en peligro, pensaba que llegaría como una heroína y lo llevaría a casa.
La luz de la farola se apagó de golpe, un odio irracional la recorrió por dentro. Del cielo apareció un gran dragón escarlata, aterrizo a cien metros de ella. Eva ni si quiera se inmuto, saco el báculo de la funda lentamente, aunque noto que la espada de hielo parecía temblar de puro placer. Volteo el báculo con rapidez, el ataque mágico dio en el costado izquierdo de la criatura. Rugió con rabia, y se lanzo a por Eva, lo esquivo rápidamente, paso el báculo por el costado del animal, atravesándolo de punta a punta.
La criatura comenzó a gruñir con fuerza mientras se consumía en las llamas blancas. Con sus últimas fuerzas, el dragón le araño el brazo derecho. Sentía como el escozor le recorría el brazo de punta a punta, la sangre comenzó a fluir de la herida. Pero por encima de todo aquello sentía una euforia que la recorría por dentro. Sintió el calor de una persona que le abrazaba por detrás.
-Aiden- susurro casi sin fuerzas.
-¿Estas bien Eva?- dijo con un extraño acento- Vi como luchabas contra aquella cosa, aunque has conseguido acabar con el.
La alzo con delicadeza en brazos.
-Sera mejor que vuelvas a casa-dijo el chico- yo te acompañare.
Eva le dijo como llegar. Había autobuses nocturnos los viernes y sábados por la noche, subieron al primer autobús al que pudieran. Fueron cambiando hasta que llegaron al que les llevaría cerca de su casa. Eva se acurruco entre sus brazos, aunque solo lo conociera un día, parecía que lo conociera de toda la vida. Cerró los ojos y se dejo llevar por su calor corporal.
Aiden lo volvió alzar en brazos y salió del autobús, borrosamente pudo ver su casa.
-¿Cómo supiste donde estaba?- le pregunto débilmente.
-Fue una intuición- dijo el chico- algo raro de explicar.
 Entraron en la casa, Eva lo guio hasta el baño. Allí abrieron el botiquín, desinfectó la herida de Eva y la vendo delicadamente. La muchacha miraba fijamente sus brillantes ojos grises, el chico le devolvió la mirada y sin poder evitarlo, se besaron.
El beso fue lento y lleno de cariño, Aiden la abrazo por la cintura y Eva le hecho las manos al cuello. Una descarga eléctrica le recorrió por dentro. Eva le guio por la casa hasta su habitación, se acostaron en la cama. Eva se acurruco en sus brazos, se sentía muy débil, y Aiden le daba fuerzas. Le reconfortaba por dentro después de lo que había pasado con Erik, tener a alguien con quien poder abrazarse

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